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La rocambolesca historia de la silla de Maceo

Hace cinco años que el presidente Pedro Sánchez se la llevó a Cuba después de unas gestiones, con relevante protagonismo mallorquín, que se describen en un libro

Entrega por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al las autoridades cubanas de la silla de Maceo en noviembre de 2018

| Palma |

El 24 de noviembre de 2018, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se llevó a Cuba una silla, que había pertenecido al caudillo de la independencia Antonio Maceo y que éste utilizaba en todas sus campañas. Esa silla, que el general mallorquín Valeriano Weyler (1838-1930) se trajo a la Isla como botín de guerra después de someter a quien el país caribeño tiene como libertador, había sido objeto de litigios. Y estuvo primero en el castillo de San Carlos, propiedad del Ejército y luego en el Castell de Bellver. Durante años se guardó en un almacén del Museu de Mallorca, sin que nadie supiera del su valor simbólico. Y fue un periodista de Ultima Hora, Pedro Prieto, quien dio con ella.


Parte de esa historia, que también confirma el periodista de este periódico, uno de los que más saben de este asunto, la cuenta Gerado Moyà, en un libro que ha escrito con Miquel Palou Bosch. Se titula La silla del libertador. Crónicas de la silla de Maceo. El libro, editado por Círculo Rojo, se detiene, además, en la biografía de Antonio Maceo Grajales, detalla momentos clave de la guerra de la independencia de aquel país, del papel del general Weyler y de lo que supone para Cuba.
«Hay mucho que contar de la silla de Maceo», afirma Moyà que fue quien consiguió, con el aval de historiador cubano Eusebio Leal, lo que parecía imposible: que La Moncloa incluyera esa silla, en realidad un trozo de palmera de una sola pieza, con una estrella grabada junto a las iniciales A.M., en el equipaje de Pedro Sánchez para su primera visita oficial a Cuba, en 2018. Y que se la llevara como una cesión temporal.


«En realidad –recuerda Moyà, que es presidente de la Casa de Amistad Balears-Cuba– había un precedente; cuando Felipe González era presidente del Gobierno también se llevó a Cuba, y se la entregó a Fidel Castro, una silla de montar que también se había traído Weyler como trofeo».
Moya, además de presidente de la Casa de Amistad Baleares-Cuba, es militante del PSIB, no ocupa cargo alguno pero es muy insistente y tiene contactos. «Cuando me enteré de que el presidente cubano había invitado a Pedro Sánchez se me ocurrió llamar a la presidenta del Govern, Francina Armengol». Habló con su jefa de gabinete, entonces Silvana González, dirigente actual del partido en las Islas, y le conté la idea». Armengol se la contó a Sánchez. Todo eso puede parecer de película pero así fue. Y también lo confirma la hoy candidata socialista a las elecciones generales.


Vox lleva el caso a la Fiscalía


Todo parece de película, hasta algunos detalles, que Moyà no cuenta en el libro pero que describe a este periódico. Por ejemplo qu la silla fue embalada de tal modo que «parecía una momia», que se llevó en braco a Valencia y de ahí a Madrid, que se entregó en el Palacio de La Moncloa y luego se incluyó en el viaje de la comitiva oficial.


En noviembre se cumplirán cinco años. Formalmente, la silla sigue siendo del Ajuntament, está cedida temporalmente y ahora se exhibe en el Museo de los Capitanes Generales de la Habana. Pero desde entonces nadie la ha reclamado. Moyà confía en que se buscará una fórmula definitiva para que se quede en Cuba. «No, no creo que el cambio de gobierno municipal influya en este asunto. Hasta la familia de general Weyler dice que pertenece a Cuba», asegura.

Sólo Vox, que después de las elecciones municipales del pasado 28 de mayo, tiene un papel decisivo en la política municipal cuestionó la cesión de la silla de Maceo. El hoy candidato a las generales ,Jorge Campos, llevó el asunto a la Fiscalía en diciembre de 2018 por si podía ser susceptible de «prevaricación». En su escrito, que se recuerda en el libro, consideraba que la cesión se había hecho «de forma arbitraria y sin la tramitación del expediente oportuno» por lo que podía considerarse, además, «una cesión ilegal».

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