El catedrático en Bioquímica y Biología Molecular de la Universitat de València (UV), Juli Peretó, es además investigador del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas –centro que comparten el CSIC y la UV–. Ha dedicado más de 30 años de su vida a la ciencia. Pensó entonces en la forma de sacar un libro a partir de una duda que sigue generando interrogantes sin respuesta: el origen de la Tierra. Acaba de publicar Un planeta creatiu. Com va començar la vida a la Terra i com la fabricarem en el laboratori, un legado que deja sobre su recorrido científico, sus estudios, conferencias, de la gente que ha conocido en este campo, de teorías que ha estudiado o sus propias vivencias. El autor abordó el enigma científico ayer durante la presentación de su obra en CaixaForum, Palma.
¿Cuántas teorías puede haber sobre el origen de la Tierra?
—Muchas. Es una cosa que siempre me ha interesado, la de relacionar los conceptos que manejamos actualmente con los orígenes históricos. Me interesa la evolución de las ideas sobre el origen de la Tierra y que, a lo largo de mis años, he ido leyendo en libros de historia o en autores como Charles Darwin con sus investigaciones sobre le origen de la vida, que por cierto no estaban nada claras.
Y es la que más se conoce.
—Lo que destaca es su teoría sobre la evolución de la vida, no sobre el origen, pues Darwin esto lo limitó al ámbito privado. Si miramos las correspondencias –Juli Peretó leyó una de las cartas en su conferencia–, él pensaba que la ciencia, por aquel entonces, no era suficientemente madura para abordar algo tan complejo como el origen de la vida. A mí, como científico, me interesa tratar de entender lo que explicamos hoy en función a cómo se hacía en el pasado y ver las limitaciones.
¿Pero hay un momento concreto en que empieza la vida?
—Todo es una evolución. Somos el resultado de las estrellas que generaron sus propios elementos, explotaron y se dispersaron creando nuevos sistemas planetarios. En definitiva, todo es un proceso, no se puede decir que la materia empieza con un pamp. Con el tema de la vida, hay una analogía. Me gusta compararlo con la transición del día y la noche. En un momento dado, tú puedes saber que es de noche porque el cielo es oscuro. En otro momento, sabes que es de día. Pero entre esos dos elementos hay una transición en la que sería complicado saber si es de día o de noche. En ese intervalo preciso, a los científicos nos interesa rellenar los huecos complejos con simulaciones, experimentos o fenómenos para que nos dé respuesta de lo que podría estar pasando en esa transición.
¿Somos resultado de esas primeras partículas?
—El ser humano y todas las formas de vida terrestre tenemos en común el mismo origen, y es algo que Darwin ya intuía, que peculiarmente se llama LUCA (último ancestro común universal). Sin embargo, la vida surge antes de este denominador y aparece en células o bacterias muy complejas. El origen sería algo anterior a esa secuencia de acontecimientos hasta llegar a LUCA. Desde luego, todo ha sido una continuidad ininterrumpida, pues si no, no estaríamos hoy aquí. Y nosotros, los seremos humanos, acabamos de llegar. La Tierra y la Luna tienen unos cuatro mil millones de años. El Universo, unos once mil millones. La vida microscópica empezó hace unos tres o cuatro mil millones. Y los animales no aparecerían hasta hace 500 millones de años.
¿Llegará un día en que nos extingamos?
—La especie humana se extinguirá de manera natural, pero eso no quiere decir que la vida en la Tierra se acabe. Hay mucha vida más allá de los humanos y se llama microorganismos. Sería muy difícil imaginar en qué condiciones podrían extinguirse, ya que se las saben todas para sobrevivir.