El precio del salmón se encuentra por las nubes y, como se dice de forma coloquial, 'se paga a precio de oro'. Juan Torres, uno de los representantes de la zona de pescado del mercado del Olivar de Palma, ha explicado que en los cuatro últimos años se ha encarecido en torno a un 125 %. En este punto, ha precisado que antes era de los productos más económicos y ahora es de los más caros. De este modo, el filete de salmón ha pasado de venderse a 12-13 euros el kilo en 2019 a dispararse hasta los 27 euros actualmente. «Nunca ha estado tan caro», ha subrayado.
Preguntado por cuál es el motivo de esta subida, Torres ha respondido que hay varios. En este sentido, ha recordado que este producto lleva años acumulando alzas de precios, que no se han visto compensadas con bajadas. Además, ha destacado que en la última semana se ha producido un incremento significativo, de un 10 % aproximadamente. Esto se debe al impuesto aprobado por el Gobierno de Noruega el pasado mes de septiembre, que entrará en vigor este 2023. En concreto, se gravará con un 40 % cuando se superen las 4.000-5.000 toneladas de producción; las inferiores quedarán exentas.
El citado representante de la zona de pescado del mercado del Olivar ha añadido que Noruega se ha convertido prácticamente en el único productor mundial de salmón, ya que las piscifactorías de Chile no tienen salmón actualmente. Esta reducción de la oferta ha disparado los precios. Además, el salmón es un producto sano, que se encuentra muy de moda y tiene mucha demanda.
No han bajado las ventas
Pese al incremento de precios, Torres ha asegurado que hasta el momento no han notado un descenso de las ventas. Además, no cree que su valor pueda incrementarse mucho más, ya que ha argumentado que lo ha hecho de una forma muy importante en los últimos años.
DanielA ver si el que no se ha leído la noticia (o no la ha entendido) es usted. Del 125 % de subida, un 10 % es achacable a esa alza de impuestos que comenta (un 115 % no). Aquí ya estamos como en Venezuela, que cada semana (si no cada día) nos suben los precios, y el valor de nuestro trabajo (salario) no sube en proporción, por lo que cada vez vale menos.