El sector farmacéutico sigue consternado por el repentino fallecimiento, el pasado fin de semana, de Pedro Miquel Mateu (Palma, 1962), perteneciente a una saga familiar de boticarios muy implicados en el oficio. Su farmacia levanta la persiana a diario en la plaza Barcelona, de Palma. Allí trabajaba este gran conocedor del sector. Era vocal del consejo rector de la Cooperativa de Apotecaris desde 2002, también de Baleares de Medicamentos S.A. quien abastece a Ibiza y Formentera, con un papel destacado en sus años de inicio y consolidación.
También era vocal de la Unión Farmacéutica Baleares y formo parte del consejo rector de Bidafarma, una cooperativa de distribución mayorista de medicamentos de amplia gama, con implantación nacional y de capital 100% farmacéutico. Así pues, Miquel era, por encima de todo, corporativista y cooperativista. se le recuerda solidario, de talante afable y como un gran generador de consensos.
Fue hijo de farmacéutico y una de sus tres hijas estudia la profesión. Junto a ellas deja a su viuda, su madre y un hermano. Tenía otro, José María Miquel, con quien regentaba la botica de la plaza Barcelona, y que falleció hace dos años, a los 48, tras meses de lucha contra el cáncer. Su muerte ha dejado una fuerte conmoción en el barrio, entre sus compañeros y seres queridos.