La historia del exilio del menorquín Deseado Mercadal es uno de tantos dramas desconocidos que durante décadas han permanecido olvidados en el fondo del mar Mediterráneo. Una larga travesía que empezó el día antes de que Menorca cayera en manos del bando franquista y que no terminó hasta 1965, cuando le dejaron regresar a su Maó natal. En la huida sufrió los campos de concentración en el norte de África y en el sur de Francia, donde los prisioneros fueron usados como esclavos e incluso torturados.
La vida de Mercadal es el hilo conductor de la exposición Patente de Corso, que se puede visitar en Es Baluard hasta el domingo. «Es un personaje poco conocido, me sorprende que aquí también lo sea, pero representa el exilio español en Argelia y Marruecos», comenta el artista visual Daniel García Andújar, que dirige la instalación. Mercadal fue escritor, periodista y músico que formó parte de la resistencia de Menorca durante la Guerra Civil y dirigió el diario socialista Justicia Social.
La exposición refleja la brutalidad vivida en el paraíso, como es el Mediterráneo, según el artista. Exilios, viajes forzados y trata de seres humanos revisados desde la épica de los corsarios hasta la crisis migratoria actual, en la cual no dejan de morir personas diariamente. «Detrás de cada número hay un drama humano, una historia que desconoceremos», dice el artista, que precisamente trata de rescatar del olvido ese pasado y pretende poner el foco sobre la triste actualidad que se intenta ignorar.
«Hemos peinado la prensa argelina de los años cuarenta para encontrar cómo se reflejaba el tema de los refugiados españoles y se percibe una empatía que ahora no se transmite con los migrantes que llegan a España», reflexiona, y recuerda: «Los movimientos en el Mediterráneo son de ida y vuelta».
El investigador José Luis Morro repasó en una jornada celebrada esta semana, con motivo de la exposición, el periplo de los españoles que huyeron del franquismo y acabaron en campos de concentración. Explica que México recibió a más de 25.000 refugiados, y la figura de Gilberto Bosques Saldívar, que incluso salvó a los hermanos Fidel y Raúl Castro, fue crucial porque veló por protegerles. De hecho, se le conoce como el Schindler mexicano. Por su parte, la historiadora Maria Eugènia Jaume señala que en Baleares hubo 26 campos de concentración, entre grandes y suborninados. Los prisioneros construyeron como esclavos hasta 166 kilómetros de carreteras, las cuales ahora están señalizadas con carteles.