El antiguo hospital mallorquín de referencia, el querido Son Dureta, del que ahora ni siquiera quedan en pie todos sus edificios, sigue siendo capaz de dar alegrías. Unas 200 camas que vieron pasar a los enfermos de las Islas se van hasta Járkov, una de las ciudades más devastadas por la invasión de Rusia a Ucrania. Llevan trece años guardando silencio en un hospital abandonado y ahora se han convertido en uno de los tipos de material más anhelados en este el conflicto bélico. Y es que se trata de mobiliario sanitario, que no es eléctrico, que servirá en zonas en las que no hay luz.
«Es un privilegio ceder este material sanitario a la asociación Amar Ucraïna que realiza una labor ingente», ha declarado la consellera de Salut, Patricia Gómez, en las instalaciones del antiguo hospital. «Antes revisamos que estuviera todo en las mejores condiciones porque está aquí desde el cierre», ha explicado. Anastasia Kvach, presidenta de la asociación, ha detallado que ya se está cargando un primer camión con el material necesario en el que viajarán entre 60 y 80 camas además de otro tipo de enseres como ropa de invierno, sábanas y mantas.
En cuestión de tres o cuatro días llegará a su destino haciendo una parada previa en Leópolis desde donde se transporta el material con todas las garantías al ser ayuda humanitaria. «Este camión irá en concreto a Izium», ha relatado Anastasia, refiriéndose a donde hace poco se descubrieron fosas comunes con más de 600 cadáveres. Balears acoge a más de 2.000 refugiados de la guerra de Ucrania. Entre el colectivo se lamenta que el conflicto haya quedado silenciado o que, en cierta manera haya dejado de ser noticia, porque «la cosa está mal», advierten, «incluso hay quienes regresaron a Ucrania y ahora quieren volver por la inseguridad».