La distribución de los preservativos ha aumentado un 60 % en las farmacias de Baleares y la de las píldoras un 50 %. Los datos reflejan un posible cambio de tendencia entre las jóvenes en cuanto a métodos anticonceptivos se refiere. A pesar de que la pastilla anticonceptiva continua siendo predominante, surgen cada vez más preocupaciones y alternativas. La sexualidad sigue siendo un tema tabú y algunas de las mallorquinas encuestadas para esta noticia no han querido identificarse, motivo por el que algunos de los nombres que aparecen son ficticios. Teniendo en cuenta las respuestas obtenidas, preguntadas, la mayoría de las jóvenes se dividían en dos posturas: o usan las pastillas anticonceptivas u optan, por lo general, por el preservativo. El mayor temor que suscitan las pastillas es el de desembocar en posibles problemas hormonales. «No tengo pareja estable y tengo una menstruación normal. No veo la necesidad de exponerme a los efectos secundarios», exponía Julia López, de 21 años. Eso sí, en caso de tener una pareja estable, sí se plantea tomar la pastilla anticonceptiva «para no contaminar tanto con el preservativo».
Luna Guerín, 21 años, usa pastillas anticonceptivas. Sus amigas muchas las han cambiado por el DIU por el temor a problemas hormonales. «A mí por suerte no me ha afectado la pastilla, pero me planteo dar el paso porque no me quiero arriesgar». «Estoy muy en contra de la pastilla anticonceptiva porque tienen muchos efectos secundarios. Me preocupa engordar o que me salgan granos», exponía Aina Castany, de 22 años. Ya toma una medicación diaria y no quiere verse obligada a tener que incluir más pastillas. «El preservativo me parece lo más cómodo y lo más seguro». A Elisenda Aguilera le recetaron a los 16 la pastilla anticonceptiva para la regulación menstrual, pero no dio el paso por el temor a problemas. «Mis amigas que la usan han tenido sequedad vaginal, granos, melomas... Dicen que al final no les ha compensado». Carla Morales, de 16 años, las empezó a tomar durante un mes, pero no le sentaron bien. Sentía mareos y náuseas. Para la protección en relaciones sexuales. No tiene una buena percepción: «No sabes cómo te va a afectar. Puedes tener una muy buena reacción o muy mala». También ha utilizado la píldora del día después: «La utilicé una vez y me fue muy bien».
A pesar de los recelos, las pastillas siguen siendo una una alternativa eficaz para gran parte de la población. Sara Fernández es una de sus firmes defensoras. Empezó a utilizarlas, precisamente, por problemas hormonales, que se han visto solucionados casi en su totalidad. En esta parte también encontramos alternativas similares, mediante tratamientos hormonales, como los implantes anticonceptivos. Estos consisten en una varilla de plástico, flexible, del tamaño de una cerilla que se coloca debajo de la piel, en la parte superior del brazo. Libera una dosis baja y regular de una hormona para evitar la ovulación (sin la que no puede haber embarazo). Se utiliza de forma continua sin necesidad de cambiarlo hasta pasados entre 2 y 5 años. «No tengo el riesgo de que si se me olvida tomar la pastilla me quedaré embarazada», afirma Jalitzy Reyes, usuaria de uno de estos implantes.