Las personas con trastornos de salud mental reclaman su derecho a vivir una vida en igualdad de oportunidades: para acceder a un trabajo que no se vean frustradas por estereotipos; a una vivienda; a los recursos sociales y económicos; a la cultura; a unos recursos sanitarios adecuados; a una justicia adaptada con alternativas a la privación de libertad; a la maternidad... entre muchas otras aspiraciones, como cualquier ciudadano. Este es el mensaje que trasladaron ayer a la calle en Inca más de 600 usuarios y profesionales de entidades de atención a la salud mental llegados de toda Mallorca. En el Dia de la Salut Mental, se reunieron en la plaza de España para dar visibilidad a su realidad y necesidades, en una fiesta organizada por la Federació de Salut Mental. En Mallorca engloba a las entidades Gira-sol, Deixalles, Es Garrover, Estel de Llevant y Grec. Entre todas ellas reúnen a más de mil usuarios y a unos 200 profesionales.
También participaron alumnos de los dos institutos de la ciudad, el IES Inca y el IES Berenguer d'Anoia; la presidenta del Govern, Francina Armengol; las conselleras de Afers Socials, Fina Santiago, y de Salut, Patricia Gómez; y por parte del Consell, la presidenta del IMAS y consellera insular de Drets Socials, Sofia Alonso, además de las autoridades locales. Armengol recogió las múltiples reivindicaciones de los asistentes y anunció más atención. «En las Illes Balears hay 185.000 personas con diagnósticos de salud mental; el primer Pla de Salut Mental ha tenido como objetivo desestigmatizarlas y el segundo plan trabajará de un modo transversal apoyando a las entidades del tercer sector». La fiesta comenzó con una sucesión de actuaciones musicales, con los usuarios como protagonistas desde el catafalco de la Plaza. Y finalizó con un multitudinario pasacalles hasta la plaza Llibertat. Entre medias, los usuarios clamaron por una sociedad sin estigmatización.
Colectivo infantil
En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, el Col·legi Oficial de Psicólogos de Balears (COPIB) ha puesto el foco, este año, en la infancia y la juventud, dos grupos de población cuya salud mental estaba muy afectada antes de la COVID-19 y que tras la pandemia han visto agravada su situación, según advierte en el informe de Unicef Estado mundial de la infancia 2021. Los datos del documento muestran la situación crítica advirtiendo que entre un 10 y un 20 % de los tiene un problema relacionado con la salud mental o bien que uno de cada siete niños se ha visto afectado negativamente por la situación de confinamiento, siendo notable su impacto en la educación.
Por este motivo desde el COPIB abogan por proteger la salud mental infantojuvenil y hacen un llamamiento a conceder a la salud mental el valor que tiene en el desarrollo de los menores. En este sentido se pide una mejora de la inversión en prevención y tratamientos y el desarrollo de programas que impulsen factores de protección a nivel global. Los problemas más notables en estas edades son trastornos de la conducta alimentaria (TCA), la depresión, ansiedad, autolesiones, ideaciones y tentativas de suicidio. Pero además la incertidumbre de la pandemia y la crisis económica asociada, ha aumentado sus niveles de ansiedad.