Habla el psicólogo de los maltratadores: «Pocos condenados que hacen programas terapéuticos reinciden»

«Las reacciones de los condenados por un caso de violencia de género durante la sesiones terapéuticas son muy personales. Cada uno vive su transición, pero todos coinciden en que tienen muchos mecanismos de defensa, como las excusas o la justificación de por qué tiene una conducta violenta. Y esto es [los mecanismos de defensa] una cosa que intentamos demostrarles. Durante su proceso tienen un trabajo profundo de asomarse a su lado oscuro». Son palabras del psicólogo penitenciario Enrique Sánchez, además de director insular del Estado en las Pitiüses desde 2019. Este viernes participa, a las 16.00 horas, en las Jornadas Avançant en l'abordatge de les violències masclistes, que organiza el Consell de Mallorca en el Colegio de Abogados de Balears, y pondrá sobre la mesa cómo es la intervención penitenciaria psicológica con presos y penados.

Las cárceles de todo el país cuentan con programas terapéuticos que han demostrado tener un gran éxito. España está a la cabeza mundial sobre las terapias y sesiones que se aplican. «El estudio más importante que se ha hecho con hombres condenados por maltrato en estas sesiones en un seguimiento de cinco años, concluye que muy pocos vuelven a tener algún contacto con los agentes policiales, menos del 10 % recaen en esa violencia, es decir reinciden», expone. El programa de intervención para agresores de violencia de género en medidas alternativas (PRIAMA) interviene con hombres penados por violencia de género que no ingresan en prisión con la promesa de acudir a estas sesiones.

Identificación

Enrique Sánchez explica que es el servicio más utilizado en las cárceles estatales. Actualmente acoge a un máximo de 12 hombres y consiste en tres sesiones individuales y 35 sesiones grupales. Cada una con una duración de dos horas y es semanal. El porcentaje de bajas, según este psicólogo, es muy reducido. El perfil estadístico de los hombres que acuden a estos programas se mantiene cada año. Suelen tener entre 30 y 45 años, de nacionalidad española y la mayoría con estudios primarios y secundarios, y en un elevado número son consumidores de alcohol o drogas. Pero estos dos factores de riesgo no son las únicas causas de ejercer violencia sobre la mujer.

«Lo más interesante de los programas es cuando identifican sus condiciones, como que reconozcan que son celosos, impulsivos o tienen problemas con la bebida. Cuando lo identifican ya saben hacia dónde tienen que mirar a partir de ahora e intentar no recaer». Funcionario de prisión desde 2001 y desde 2004 impartiendo programas, Sánchez sabe que todavía «faltan recursos en la Administración a los que recurrir».