El 30 por ciento de los ciudadanos de Baleares padece algún tipo de alergia, superando la media nacional y siendo las que se producen en primavera las más frecuentes. Un porcentaje, que según los expertos irá en aumento, ya que se estima que en 2025 más del 50 por ciento de la población europea padecerá algún tipo de alergia. La alta afectación en el archipiélago ha provocado que Salut tome la decisión de implantar el primer servicio público de alergología en las Islas. El departamento se ubicará en Son Espases y dará respuesta a una «inequidad histórica», ya que es la única autonomía donde todavía no existe.
En Baleares la alergia más frecuente es a los ácaros del polvo doméstico debido a los factores medioambientales, especialmente la temperatura y la humedad. «En España las zonas costeras húmedas y las Islas han mostrado tener las mayores concentraciones de ácaros; lo que influye en los porcentajes de sensibilización a ellos», explican desde el departamento de alergología de Son Espases. En las Islas las cifras de sensibilización alcanzan al 67 por ciento de los alérgicos, superiores al 43 por ciento de la media nacional. En cuanto a pólenes, la alergia a Parietaria, al olivo y gramíneas son las más frecuentes.
Durante la época primaveral los alérgicos a los pólenes son los más afectados, ya que es el momento que coincide la polinización de gramíneas, árboles y malezas, aunque hay pólenes que también que polinizan en otras épocas del año. Las reacciones alérgicas pueden manifestarse de distintas maneras y tanto los síntomas como su intensidad pueden variar en función de cada persona. Los síntomas más habituales son la conjuntivitis alérgica, rinitis alérgica, urticaria y dermatitis, asma bronquial y anafilaxia.
El tratamiento más habitual que se aplica a los alérgicos persigue suprimir los síntomas, mejorar la calidad de vida y evitar el progreso de la enfermedad. El tratamiento dispone de unas medidas combinadas como la evitación del alérgeno (si ello se consigue no aparecen los síntomas, aunque no siempre es posible con los alérgenos ambientales), el uso de medicamentos (eficaces para controlar o reducir los síntomas alérgicos mientras se estén usando, aunque no detienen el progreso de la enfermedad) y la inmunoterapia o las vacunas antialérgicas (cuyo fin persigue crear tolerancia).
El departamento de alergología del hospital de Son Espases propone algunas medidas ambientales para enfermos alérgicos al polen. En el hogar es recomendable ventilar la casa por las mañana y mantener el resto del día las ventanas cerradas, evitando la formación de corrientes de aire. También se recomienda la utilización de filtros de aire, o sistemas de aire acondicionado. En caso de viaje, es aconsejable llevar el coche con las ventanillas cerradas y, en caso de disponer de aire acondicionado, utilizarlo con el circuito cerrado. Referente a la medidas personales, recuerdan que el uso de gafas de sol puede resultar beneficioso y se debe evitar ingerir miel o productos derivados del polen.