El estrés generado a raíz de la pandemia ha empeorado algunos casos de dermatitis atópica. Este lunes Son Espases recupera su escuela para padres y niños afectados, con el afán de resolver las principales dudas de una afección que puede llegar a ser muy invalidante.
¿Qué es la dermatitis atópica?
— Es una enfermedad inflamatoria, crónica, que cursa brotes y se manifiesta con eccemas en la piel. En este tipo de dermatitis la piel se pone roja, aparecen vesículas, costras, descamación... y con el tiempo la piel acaba engrosándose. Lo más característico es que pica muchísimo y eso da mala calidad de vida a los pacientes, además de la visibilidad de las lesiones.
¿Hay diferentes estadios de gravedad?
— No nos ponemos de acuerdo en cómo medirla. Hay unas escalas según el tipo de lesiones y la extensión pero ahora cada vez le damos más importancia a la voz del paciente: en cómo le afecta al sueño, cuánto le condiciona en su vida diaria, la ropa que elige, los deportes, sus relaciones con los demás...
¿Qué prevalencia tiene?
— En los niños es muy alta, de un 20%. Casi el 90% de los casos se desarrollan entre los 0 y 5 años. A medida que se crece es menor, en el adulto está en un 5% aproximadamente. Con cuidados y un tratamiento adecuado, las que se inician en la infancia mejoran.
En los últimos 30 años la incidencia se ha duplicado, ¿por qué?
— No se sabe bien pero es más frecuente en países industrializados. La contaminación tiene algo que ver, el agua, las infecciones de pequeños...
¿Está subestimada?
— Totalmente. Como es muy frecuente y hay formas leves se banaliza pero en realidad es una de las enfermedades cutáneas que cuando es moderada-grave altera mucho la calidad de vida de quien la padece y de todo su entorno.
¿Cuál es un buen tratamiento?
— A todos los niños se les recomiendan unas medidas de higiene básicas, como duchas cortas, jabones no irritantes, crema hidratante, ropa de algodón que evite la sudoración... Cuando hay eccemas es necesario un tratamiento antiinflamatorio, ya sean corticoides tópicos o unos fármacos inhibidores de la calcimedina.
¿Se relaciona con el asma?
— Como está alterada la barrera cutánea es más fácil tener alergias o asma. La predisposición genética a tener dermatitis atópica comparte las mismas vías inflamatorias que estas enfermedades de la esfera alérgica y las comorbilidades derivadas del impacto psicológico porque son pacientes que no comen, no duermen, son más hiperactivos, tienen más índice de ansiedad...
¿Ante qué síntomas hay que alarmarse?
— Hay que confiar en el médico, los pediatras están muy bien formados, si se agrava lo derivará al dermatólogo. Ahora además tenemos tratamientos sistémicos para casos graves en niños de a partir de los 6 años.
El apunte
Son Espases retoma la ‘escola d’atòpia’ tras el parón de la pandemia
La ‘escola d’atòpia’ se hace dos veces al año y está enfocada a que los padres entiendan qué es la enfermedad, las cosas que la agravan y las herramientas de tratamiento para que ellos mismos aprendan a manejarlas y sean más autónomos. «Si se pierde miedo y consiguen más control sobre el niño tendrán más calidad de vida», explica la responsable. «Son charlas teóricas para los papás, multidisciplinares, y también hay coloquios, se les explica que no es contagioso porque hay muchos mitos». De forma simultánea, los payasos de Sonrisa Médica atienden y forman a los niños en talleres amenos.