El 35 por ciento de los jóvenes de Baleares tienen niveles de consumo problemáticos de porno on line, según ha confirmado Luís Ballester, investigador social de la UIB, que ha realizado varios estudios sobre este asunto. Además, ha destacado que se doblan los tiempos de consumo entre los adolescentes desde marzo de 2020. Esto se debe a que con la pandemia de la COVID-19 se ha incrementado el tiempo que los jóvenes dedican al uso de las pantallas. Además, al no poder tener tantas relaciones cara a cara las buscan en las nuevas tecnologías. «Muchos han visto reducidas las oportunidades de tener relaciones normalizadas y buscan las experiencias y emociones en otros ámbitos, y a la pornografía es muy fácil acceder». En este sentido, ha expuesto que las grandes compañías se han posicionado de forma privilegiada en los buscadores en internet y al escribir cualquier palabra, como por ejemplo 'tetas', enseguida se accede a páginas porno. Además, destaca que aparentemente es gratis. Por todo ello, esta situación alterna los procesos de socialización saludables.
Ballester ha precisado que en las Islas el consumo de porno habitual y de una cierta intensidad (más de 5 horas semanales) por parte de los adolescentes es ligeramente superior al de la media nacional, que se sitúa en el 25 por ciento. No obstante, ha aclarado que esto suele pasar en todas las zonas costeras y en los grandes núcleos urbanos, por diversos procesos socioculturales y la mayor hipersexualización presente en estas zonas. Otro dato relevante es que a partir de los ocho años entre el 15 y el 20 por ciento de los adolescentes de España empiezan a frecuentar filmaciones pornográficas. La edad media en la que se normalizan los hábitos de este consumo es a los 14 años entre los hombres y a los 16 años entre la mujeres; manteniendo una diferencia clara entre ambos,
ya que el consumo habitual es básicamente masculino. Otros datos del perfil de los consumidores de porno es que suelen tener un buen nivel de conocimiento del uso internet, formada a lo
largo de muchos años de familiaridad con la cultura de pantallas. También parece claro que los adolescentes con mayores niveles de consumo pertenecen a todas las clases sociales, culturas y tipos de familias.
¿Qué se entiende por consumo problemático de pornografía?
El investigador social de la UIB ha matizado que muchos jóvenes acceden al porno, pero ha puntualizado que no todos ellos tienen consumos problemáticos, actualmente, ese consumo afecta entre el 25 y el 35% de los adolescentes y jóvenes de Baleares. Para que esto se produzca debe darse al menos tres de los siguientes diez indicadores a lo largo de un año. Se trata de la imposibilidad repetida de resistir los impulsos de consumir pornografía; consumirla durante más tiempo o frecuencia del planteado; no lograr parar, pese a los esfuerzos para ello, es decir, pérdida de control; dedicarle más de dos horas diarias; obsesión con el consumo y la masturbación, así como con las actividades preparatorias; consumirla en lugar de atender otros compromisos; consumir en su consumo, pese a las consecuencias negativas; necesidad de aumentar el tiempo, la frecuencia o el riesgo para conseguir la misma activación emocional; abandono de las actividades familiares, sociales, académicas.... para consumir pornografía; o problemas de atención ansiedad, intranquilidad o irritabilidad cuando no se puede consumir.
Ballester ha subrayado que, ese consumo problemático se caracteriza por dedicar más de 1.000 horas al porno en los siete años clave del proceso de socialización. Hay que tener presente que un 5 por ciento consume más de cuatro mil horas, en esos años; prácticamente como la duración de una carrera universitaria.
¿Cómo influyen en las manadas?
Preguntado por cómo puede influir el consumo de porno en el aumento de las manadas, Ballester ha respondido que sí puede estar relacionado, ya que estos jóvenes reproduce comportamientos
aprendidos en la pornografía, por ejemplo, divulgan los vídeos de las violaciones «para imitar al porno y mostrar a sus amigos que son iguales de héroes del porno». No obstante, ha precisado que «no son muchos». En España se han detectado 225 manadas en los últimos cinco años, con algo más de mil jóvenes imputados. Sostiene que eso no es una casualidad.
Punto de vista
¿Qué se puede hacer para evitarlo?
El consumo de pornografía es un problema para todos y todas, pero también para los mismos jóvenes, por su influencia distorsionadora de las actitudes y prácticas sexuales, por lo que resulta fundamental que la sociedad se sensibilice sobre esta cuestión. El investigador social de la UIB, Luis Ballester, ha manifestado que es fundamental la educación afectivo sexual, no sólo de los jóvenes, sino también de las familias.
Además, recomienda que haya controles parentales del uso de internet hasta los 11 años, al menos, con la finalidad de evitar que puedan acceder a páginas web cuyos contenidos no son adecuados para ellos. A su modo de ver, la prudencia en el acceso a los móviles y tablets por parte de los menores es fundamental.
También considera que se debe estimular el razonamiento crítico, fomentando la comprensión crítica del porno, la sexualidad y las relaciones personales. Además, es conveniente aprovechar todas las ocasiones para hablar y escuchar a los niños y adolescentes, así como promover relaciones afectivo-sexuales igualitarias y no culpabilizadoras. Los padres deben ser conscientes de que son un modelo de conducta para sus hijos .