Jero García se recupera de una operación de rodilla y camina apoyado sobre una muleta que sujeta con su mano izquierda; la misma mano que lanzó miles de golpes y anestesió a unos cuantos rivales. Una gorra hacia atrás oculta una pelambrera que recuerda a la del boxeador mexicano Sal Sánchez, uno de sus ídolos. En el Port de Pollença, donde el entrenador de boxeo y expresentador del programa Hermano Mayor veranea junto a su familia, ha vuelto el turismo. La playa está llena.
Jero ha terminado de escribir su segundo libro, Manual de un padre desesperado, y está puliendo los últimos detalles. En este manual, que define como «un libro de vida», mezcla ficción y realidad para narrar su experiencia como padre a los 20 años, a los 30 y a los 40 por partida doble. ¿Qué le desespera a Jero? «La mala educación, soy alérgico a la mala educación».
Convicciones
Una noche, recuerda, sus gemelos, Gabi y Román, de 4 años, se pelearon y le despertaron. «Román, que es más pragmático, le comentaba a su hermano que los dinosaurios habían muerto porque un meteorito se los había cargado. Y a Gabi, que es muy sentimental, le duelen mucho estas cosas y decía que el diplodocus todavía estaba vivo. Yo le dije a Gabi que, si estaba seguro de eso, lo tenía que adoptar firmemente. En esta vida no es fuerte Hulk, ni Superman ni Spiderman. Fuerte es el que se mantiene en sus convicciones. A la semana siguiente el diplodocus estaba vivo. Incluso para Román».
A cada uno de sus hijos les ha enseñado a perder. «Desde el minuto uno», dice. «Si tú no enseñas a la gente a perder, nunca va a saber ganar. Te puedes tirar toda la vida esquivando golpes, pero al final alguno te llegará, así que prepárate más para encajar». Jero habla de padres helicópteros, los que están siempre encima de sus hijos. «Estamos haciendo una entrevista en frente de un parque. Fíjate en los distintos padres y te diré los que son helicóptero y los que no. El helicóptero es el que no deja que su hijo se caiga. Déjale que se desparrame y luego ayúdale a levantarse».
El músico Andrés Calamaro declaró en una entrevista reciente en Abc que un país sin interés por el boxeo es un país de cobardes. Jero considera que lo que hay que tener claro para que un país sea sólido es que la derrota no es mala. «Y eso es lo que te enseña el boxeo. En el boxeo, por muy bien que hagas una pelea, alguna hostia te llevas. La vida es una pelea desde que te levantas hasta que te acuestas. La gente parece que tiene miedo a ser distinta a los demás, a no pertenecer al corral. Aquí hay que levantarse y decir las cosas como son».