Un juzgado de lo Social de Palma ha concedido la discapacidad permanente a una limpiadora a la que la Seguridad Social le negaba una renta vitalicia a pesar de las graves lesiones que padecía en la columna vertebral.
La afectada inició una baja temporal en junio de 2018 que se prolongó durante más de un año. Padecía una discopatía cervical que afectaba a cuatro vértebras. Tuvo que ser intervenida en varias ocasiones para paliar esa situación y, según el informe forense, mantiene una limitación muy importante para llevar a cabo movimientos que impliquen cargar pesos.
La Seguridad Social admitía estos daños, pero denegó la declaración de incapacidad permanente total. Ahí es donde el juzgado avala la tesis de la demandante, representada por el despacho Campmany. La sentencia recuerda que esta prestación se aplica a trabajadores que sufren una inhabilitación para la realización de «todas o las más importantes tareas» que implique su profesión habitual, aunque puedan trabajar de otra cosa diferente. «Procede la declaración cuando impiden desarrollar su función con un mínimo de capacidad o eficacia y rendimiento económico aprovechable».
En este caso, valora que la mujer no puede levantar los brazos por encima del hombro. «Teniendo en cuenta el cuadro expuesto y la naturaleza de los movimientos físicos que ha de desarrollar un limpiadora en su quehacer diario como barrer, fregar suelos, cargar con cubos de agua ha de concluirse que ha perdido de forma definitiva la capacidad física necesaria». De esta manera, le concede la invalidez.