El radar del arquitecto Lluís Bort (Castellón, 1988) es capaz de captar las señales de aquellos edificios que tanto han servido y tan olvidados están. Durante los últimos dos años, ha intentado rastrear y observar sus cualidades y captar su belleza más cálida en horas concretas del día.
Su periplo por la Isla en busca de ‘tesoros perdidos' es el resultado de Arquitecturas vacías, una exposición de 15 fotografías que iluminarán el patio del Colegio Oficial de Arquitectos de Balears (COAIB) hasta el día 6 de agosto.
El trabajo recoge estructuras muy variadas. Ha capturado desde la degradación de una fábrica textil mallorquina, la belleza del edificio abandonado de Gesa, el antiguo Estadio de fútbol Lluís Sitjar o incluso hasta la tétrica central térmica de Aucanada (Alcúdia) abandonada.
«Mi idea para este trabajo ha sido mostrar los edificios como pequeñas joyas arquitectónicas en espacios aislados y con un cielo que contrastara con las construcciones», explica el autor.
Investigación
Detrás de la colección fotográfica, hay un breve extracto que cuenta la historia de cada una de las arquitectura seleccionadas. «Ha sido lo más difícil y también lo más apasionante del proyecto», considera Lluís Bort. Sin duda, este ha sido su mayor reto, a consecuencia de la escasa información que había en Internet.
La climatología y la orientación también han sido factores clave a la hora de fotografiar los edificios. La colección está bañada en oro, de acuerdo a la luz de la «hora dorada», que es el momento del día que recoge tonalidades rojas, amarillas y naranjas.
No es casualidad este trabajo fotográfico. Tomó contacto con las estructuras arquitectónicas de edificios olvidados y degradados hace años en Castellón y en la Comunidad Valenciana. A pesar de ello, compagina esa admiración con la fotografía «desde que nací. Mi padre ya contaba con un laboratorio en casa y formaba parte de una agrupación de fotógrafos de mi pueblo», recuerda.
Hace cinco años que reside en Palma. Imparte el curso de Iniciación a la Fotografía de Arquitectura y Paisaje, en COAIB, trabajo que compagina con su oficio de arquitecto en el despacho Antonio Obrador.
Su interés por el patrimonio ya lo demostró en su Visión de un foraster en 2018, sobre la herencia de los molinos. Y ahora continúa el legado con construcciones olvidadas que cumplieron una función.