Aunque el concepto exportar no tiene, desde luego, nada de científico, sí se puede decir que Balears está exportando biodiversidad a otras comunidades autónomas. Es decir, las Islas, siendo un territorio pequeño, tienen las condiciones y la capacidad de trasladar ejemplares de fauna, especialmente aves rapaces, a otras comunidades para que estas especies puedan allí reintroducirse o recuperarse, pues en esos destinos atraviesan momentos difíciles para su supervivencia.
Ivan Ramos, jefe del Servei de Protecció d'Espècies de la Conselleria de Medi Ambient i Territori, explica que «esta capacidad que tenemos en Balears para exportar rapaces se debe a que, en los últimos años, nuestros datos de población de estas especies son muy positivos. Así, por ejemplo, de la miloca sólo tenemos dos parejas en Mallorca, pero en los barrancos del sur de Menorca puede haber unas 50. Incluso podríamos decir que en Menorca ya no hay más espacio físico adecuado para su población, hasta el punto de encontrar tres adultos en un mismo nido».
La explicación de esta diferencia de poblaciones de miloca entre las dos islas podría ser, según Ramos, «en la presencia, como alimento para la rapaz, de escarabajos en los excrementos de las vacas, mucho más abundantes en Menorca, pero la verdad es que en Mallorca no hemos llegado a tener un núcleo a partir del cual se pueda dar una expansión de la especie».
Crecimientos
El ave más emblemática de Mallorca, el voltor, continúa su crecimiento poblacional y ya oscila entre 200 y 250 ejemplares, y el voltor lleonat, llegado a nuestra isla hace unos años, también sigue en progresión. El jefe del Servei de Protecció d'Espècies observa que «no hay ninguna interferencia entre las dos especies y no se ha producido una competencia especial. Del voltor había 123 ejemplares en 2008, 200 en 2019 y ahora podríamos hablar de 250. El voltor lleonat ha pasado de 16 parejas en 2018 a 25 en 2020, además de adultos no emparejados o jóvenes no reproductivos. De las dos especies hay nidos que fracasan, pero las tendencias son positivas».
Pasando a especies que han sido objeto de exportación, Ramos señala que «recientemente hemos enviado 15 pollos de milana a Andalucía para reforzar su población, que ha quedado reducida a 20 parejas de escaso éxito reproductor. En este sentido, la Junta de Andalucía nos pidió ayuda, pues parece que en esa comunidad el uso de veneno está causando daños importantes. En Mallorca tenemos unas 250 parejas de milanes y en Menorca, unas 70. La verdad es que esa petición de Andalucía fue resuelta en poco tiempo. En dos o tres días de trabajo, ya teníamos los 15 pollos que nos habían solicitado. Ahora bien, hay que decir que nunca vaciamos un nido. Siempre dejamos alguna cría y aprovechamos para colocarle un transmisor».
Otro ejemplo de exportación es el àguila peixatera. Balears colabora con un proyecto de reintroducción de la especie en la Comunitat Valenciana. Ivan Ramos indica que «hemos aportado dos pollos en 2019, uno en 2020 y otros dos en 2021, procedentes concretamente de Cabrera y Menorca. En la Comunitat Valenciana, el àguila peixatera estaba extinguida. Por contra, Navarra nos había solicitado crías de àguila coabarrada, pero este año hemos detectado el nacimiento de sólo 5 pollos. Consideramos que deberían nacer un mínimo de ocho crías para poder entregar dos como máximo. No se ha dado el caso. Cabe tener en cuenta que el àguila coabarrada fue reintroducida en Balears en 2010 con la suelta de 43 ejemplares de diversas procedencias. En 2014 ya tuvimos la primera reproducción, en la Serra de Tramuntana. Este año no ha sido posible, pero confiamos en que pronto podremos proporcionar ejemplares a otras comunidades».
El responsable de la Conselleria de Medi Ambient comenta que «entre comunidades autónoma hay una buena relación para este tipo de operaciones. Recientemente hemos entregado dos parejas de hortolà de canyet también a la Comunitat Valenciana, donde se aplica un programa de cría en cautividad de esta especie para su reintroducción en zonas húmedas. Aquí sólo hay hortolans de canyet en el Parc Natural de s'Albufera. Ahora hay unas 45 parejas, pero a principios de los años 90 había unas 250. En cualquier caso, con esta especie nos hemos recuperado, pues en 2006 sólo se detectaron 9 parejas. Hay que tener en cuenta que un programa de cría en cautividad y reintroducción se basa en estudios científicos en profundidad. No se trata de soltar ejemplares en un determinado lugar y ya está. Eso no tendría ningún sentido».
Para Ivan Ramos, la disponibilidad de ejemplares para trasladarlos a otras comunidades «es producto del trabajo de años en diversos ámbitos. El uso del veneno se ha reducido bastante, pero todavía queda trabajo por hacer en relación a las electrocuciones en los tendidos. Y el colectivo de cazadores cada vez está más concienciado de la protección. En general, Balears ofrece hábitats favorables y alimentos a estas especies. La capacidad de exportación es, por tanto, un buen indicador de biodiversidad. Hay un menor número de rapaces que de otras especies porque ocupan la parte superior de la cadena trófica, pero un episodio de veneno puede causar auténticos estragos. Una pequeña alteración puede suponer una incidencia grave».
Finalmente, Ramos apunta que «Balears está ocupando un lugar puntero entre las comunidades que tienen posibilidad y disponibilidad para la exportación de rapaces, y lo estamos haciendo con especies que se encuentran en peligro de extinción. Tenemos poblaciones muy sanas y es de destacar que ejercemos ese papel puntero siendo un territorio pequeño». El conseller de Medi Ambient i Territori, Miquel Mir, valora «muy positivamente que Balears esté en disposición de participar en proyectos de reintroducción de especies protegidas en otras comunidades autónomas, contando con el trabajo y el compromiso de los Agents de Medi Ambient, el GOB y el Consorci de Recuperació de Fauna».