Los vecinos de la parte alta de Gènova viven un infierno con la gran cantidad de obras de construcción que se están desarrollando desde hace varios años y, en concreto, en los últimos meses. Picadoras de la mañana a la tarde que hacen temblar las casas y que provocan un ruido insoportable ?que se agrava en verano?, restricciones al aparcamiento de los vehículos de los residentes que ya no saben dónde meter sus coches o continúas roturas de tuberías de agua por el paso de camiones de gran tonelaje, mucho más pesados de lo que en teoría está permitido, son el día a día de estos residentes.
Durante la pandemia bajó el nivel de construcción, pero como muchos de los solares se compraron hace pocos años, «ahora se están dando todos los permisos y todo el mundo ha empezado obras de golpe», explica uno de estos vecinos afectados, que prefiere no dar su nombre. Asegura que «a todo esto hay que sumar las reformas».
La policía ha acudido en innumerables ocasiones, en respuesta a las denuncias de estos ciudadanos, «pero al final siempre acaban diciéndonos lo mismo, que no pueden hacer nada porque estás obras tienen permiso».
Roturas de tuberías
Pero los residentes en esta zona de Gènova no entienden cómo es posible que se permita «un tráfico continuo de camiones de 26 o 30 toneladas por unas calles estrechas que no están preparadas para soportar ese peso y que provocan roturas de tuberías que después se tienen que arreglar y nos quedamos durante horas sin agua, por ejemplo».
El problema del estacionamiento es ya histórico en esta zona de la ciudad y los sufridos resientes lamentan que «somos el único barrio de Palma que no cuenta con ningún aparcamiento público». En su opinión, «lo primero que tendría que hacer el Consistorio es dotar al barrio de un aparcamiento público y ampliar las aceras, todo antes de seguir autorizando más obras».
«Soy un enamorado de Gènova, pero si pudiera vendería y me iría a vivir a otro sitio, porque estamos amargados, aquí no se puede vivir», lamenta este ciudadano.
En estos momentos puede haber en marcha cerca de seis o siete obras «una de las cuales vale por cuatro». Los residentes sienten que «cuando se pica en la montaña de Gènova medio pueblo tiembla y las fuentes también». Relata que «delante de lo que era a Casa Gonzalo, en la calle principal, paso una máquina muy pesada y al día siguiente hubo un reventón de una tubería de agua. Cuarenta metros más arriba, delante del restaurante es Recó de Gènova, pasó lo mismo hace varios meses, y cada día pasan camiones de gran tonelaje que además bloquean las calles y los vecinos no pueden pasar con sus coches, y así todos los días».
Por todo, asegura esta persona que «estamos súper descontentos de cómo funciona esto, estamos quemados, y lo peor es que Cort nos hacen ningún caso».