Enrique Sala es médico especializado en urología, ya jubilado, y fue presidente del Col·legi Oficial de Metges de Balears. El año pasado se presentó voluntario para el ensayo clínico de la vacuna de Janssen contra la COVID-19 en Europa, un medicamento cuyas primeras dosis debían llegar mañana a Balears. La paralización de la vacunación con este inyectable anunciada ayer por Estados Unidos al vincularla a varios casos de trombos, ha retrasado su lanzamiento y llegada a Europa.
¿Por qué se hizo voluntario?
— Me enteré en los medios de comunicación que iban a hacer un ensayo clínico en España y uno de los hospitales que participaban para reclutar gente era el de la Princesa, que curiosamente es donde hice la especialidad. Ya lo vi con simpatía. Les escribí y me pidieron que fuera a Madrid para ver si era un candidato aceptable o no. Allí tuvieron en cuenta la edad, el historial médico, me hicieron unos análisis y una PCR. Fue el 10 de septiembre y el 15 ya me pusieron la primera dosis. Había dos grandes grupos: menores de 55 y mayores de 65.
¿Cómo funciona?
— Hicieron diez grupos y no sabes en cuál estás. Uno de ellos es placebo, no te ponen vacuna sino suero fisiológico; otros reciben una mayor dosis, o el recordatorio antes que el resto… Se hacen diferentes combinaciones y se analizan al cabo del tiempo. A mí en noviembre me pusieron una segunda dosis y hace un mes y medio la tercera. Te dan el medicamento y luego se hacen los controles.
¿Cuándo se termina el ensayo?
— En diciembre de este año pero a finales de mes ya sabré cómo estoy. Tienen un protocolo y nos han informado de él exhaustivamente. El consentimiento tiene entre 18 y 20 folios. Existe la posibilidad de abandonar el ensayo y la podemos ejercer, por ejemplo, cuando te llaman para vacunarte. A mí me han llamado pero he decidido no hacerlo. He jugado a los porcentajes, sólo el 14 % de los voluntarios recibían el placebo, así que tengo el 86 % de estar inmunizado.
¿Qué opina de la vacunación?
— Ante la ausencia de un tratamiento eficaz, es el único método para vencer al virus. No hay ningún medicamento que haya sido sometido a una información pública tan grande como éste. Vemos efectos secundarios pero los anticonceptivos dan problemas de trombos y algunos de ellos incluso pueden derivar en cáncer.
Hasta ahora sólo se relacionaba la vacuna de AstraZeneca con la aparición de trombos, pero ahora se ha paralizado el suministro de Janssen en Estados Unidos.
— Llevan millones de dosis puestas. Se trata de que el riesgo es enormemente más grande de que te pase algo teniendo COVID que poniéndote la vacuna. Es que sino no tomaríamos ningún medicamento. La mortalidad de una nefrectomía de una persona sana que se hace para un donante vivo es de uno cada 5.000 y la mortalidad en la vacuna es de uno cada 500.000.
¿Sabe qué riesgos asume?
— Yo creo que prácticamente ninguno porque la vacuna de Janssen usa la tecnología clásica de virus atenuado que es la de la viruela, la poleo... Tiene mucho historial y no ha dado ningún problema importante.
Janssen es popular por ser monodosis pero también destaca que es la menos eficaz de las aprobadas hasta ahora.
— No estoy yo muy seguro de cómo miran la eficacia. Lo importante es que está validada.
¿Cómo cree que se ha llevado la pandemia?
— Mal. Y lo que peor se ha hecho es el rastreo, que es la clave. Yo hice el curso de la organización médica colegial y dicen que sólo hay que rastrear al caso que haya podido contagiar pero no buscan al que infectó al que tienes delante. Es un tema de concepto de primero de Medicina.