El cambio del nombre de calles ya cuenta con algún que otro damnificado. Toni Sbert es propietario del hostal Bonany, ubicado en la calle Almirante Cervera, que desde esta semana se denomina Pere Rossell. «Nos han cambiado el nombre sin avisarnos. Me enteré por la prensa. Ya habíamos encargado los folletos nuevos para esta temporada, las tarjeta de visita... Tenemos las habitaciones en plataformas como Booking, las facturas para los proveedores...».
Su establecimiento, de 28 habitaciones, ha permanecido abierto estos meses pero aún se está recuperando del confinamiento y de la caída de clientes. La tensión es palpable.
Actualización
«Estamos mirando si en Google Maps ya funciona el nuevo nombre de la calle o permanece aún con el antiguo. ¿Cómo nos encontrarán los clientes?», cuenta Toni Sbert.
El propietario de este pequeño establecimiento hotelero, situado en la barriada de Son Armadans, ha sufrido como el resto de hoteles el duro golpe de la pandemia.
«No hemos ganado ni un duro desde el año pasado. Con un negocio como este dependes de que tus clientes puedan llegar hasta aquí». Sbert se muestra molesto tras un año en el que «he tenido que poner un dineral de mi bolsillo. Cada mes Emaya me pasa una factura de 900 euros sin apenas clientes».