El Servei de Salut de Baleares cerró 2020 con un volumen de deuda de 105,5 millones de euros, lo que supone una rebaja de 44,2 millones respecto al cierre de 2019, pese al impacto de la pandemia, según ha informado este miércoles el director de Gestión y Presupuestos del IB-Salut, Manuel Palomino.
Según ha precisado Palomino en una comparecencia parlamentaria, se han evitado «tensiones de caja» gracias a un trabajo conjunto con la Conselleria de Hacienda, para poder disponer de partidas extraordinarias y habilitaciones de crédito. La deuda aumentó a mediados del ejercicio, debido a las compras masivas de material, pero cerró el año con una reducción.
Esto ha permitido también rebajar el periodo medio de pago a proveedores de los 56,99 días en diciembre de 2019 a 36,66 en el cierre de 2020.
Palomino ha estimado en 144 millones de euros el impacto económico de la pandemia, debido a los refuerzos de personal, compras de material y adecuación de espacios.
El impacto en el capítulo de nóminas es de aproximadamente 34 millones; en gasto corriente, 98 millones; capítulo IV aproximadamente 1,6 millones -fundamentalmente por la necesidad de financiación de GSAIB- y capítulo 6 aproximadamente diez millones, por compras de equipamiento y adaptación de instalaciones.
Sin embargo, el técnico ha advertido de que a esta cantidad habrá que sumar «el coste de no hacer», es decir, la actividad ordinaria que ha quedado suspendida y que se tendrá que recuperar después de la pandemia.
En conjunto, el gasto del IB-Salut en 2020 ascendió a 1.872 millones de euros, lo que supone un incremento de 166,4 millones, casi un 10 por ciento más que en 2019.
En 2020, el aumento de profesionales en el IB-Salut debido al COVID-19 ha sido de 728 trabajadores, lo cual supone un 5% de incremento. Destaca sobre todo el refuerzo de profesionales de enfermería (330), auxiliares de enfermería (197), facultativos (82), celadores (82) o técnicos especialistas (47).
Por otro lado, las necesidades de material se dispararon un 500 por cien la semana en la que se declaró el estado de alarma, momento en el que los proveedores habituales fueron comunicando que se quedaban sin unidades. Palomino ha descrito las diferentes vías que se exploraron para abastecerse, entre ellas fletar 17 aviones desde China, llegar a acuerdos con fabricantes o buscar empresas locales que quisieran producir material.
Actualmente, los almacenes del IB-Salut cuentan con un remanente de material a cuatro meses vista, con un importe de 33 millones de euros de material almacenado; entre este material se incluyen 187.000 reactivos para pruebas COVID-19, más de 300.000 hisopos, 133.000 tests de anticuerpos y 962.000 tests de antígenos, y 600.000 agujas y jeringas -más casi 3 millones de unidades que llegarán entre marzo y abril-.
Paralelamente, Palomino ha desgranado las compras de equipamientos, especialmente la adquisición de 107 respiradores, y las actuaciones en infraestructuras, como las unidades COVID-exprés, medicalización de hoteles, dispositivos de cribado o la instalación de un hospital de campaña en el Palacio de Congresos.