Israel Sanandrés García es el joven al que detuvo la policía durante una de las manifestaciones de La Resistencia contra el Govern por lanzar huevos a la fachada del Ajuntament de Palma, además de otros cargos que se le imputan. Por ello le pueden caer dos multas, una de 600 euros, por ir a una manifestación no permitida, y otra, de 15.000 euros, por los incidentes de Cort.
En Cort no hay piedras
La cuantía de las sanciones no está confirmada, pero la incertidumbre le está llevando casi al ataque de nervios. Basta hablar un rato con él… Intenta mostrarse sereno, pero la procesión que lleva por dentro, en según qué momentos, le traiciona.
«Fui a la plaza de Cort para protestar por la situación que estamos atravesando, a la que no hay derecho… –dice, yendo directamente al grano–. Reconozco que tiré dos huevos, pero en ningún momento me enfrenté a nadie. Y a la policía, menos. Y desde luego, tirarles piedras, como dicen que hice, no. En absoluto. Además, en esa plaza no hay piedras, sino adoquines sujetos al suelo. ¡Pero es que no…! Lo de las piedras es falso. Pasa que, tras lanzar los huevos, vi ocho policías a mi alrededor, me asusté, pues no sabía a qué venían, y salí corriendo… Mientras me paraban y me detenían, los de la tele que grababan las imágenes, me llamaban negacionista, violento, y no se cuántas cosas más, a la vez que contaban que me estaban reduciendo y ¡qué sé yo qué más cosas! Lo que si diré es que durante la detención me rompieron el reloj y el teléfono, y me dejaron las muñecas del tamaño del tobillo de un elefante. Luego me llevaron al médico, a Son Espases, detenido, con grilletes… Como si fuera un terrorista. El médico que me atendió me dio unas medicinas para que pudiera dormir en el calabozo, en el que permanecí hasta la mañana siguiente, y donde me dieron de comer lo que no se comen los caballos. Porque come mejor un inmigrante que llega en patera a Canarias, y al que hospedan en un hotel de cinco estrellas, que un español en un calabozo y… Pues que ahora me encuentro con esto, con las sanciones, y con que, por ellas, estoy al límite, física y anímicamente… Sí, porque estoy pasando por una depresión muy fuerte, además de no tener ni un duro… Bueno, sí, tengo 95 euros en mi cuenta del banco para pagar el recibo del teléfono… Pero nada más. Y encima, ahora puedo ser sancionado con 15.000 euros. ¿De dónde saco ese dinero…? ¡Es surrealista lo que me pasa, de verdad…!».
Israel es camarero, pero está en un ERTE desde marzo del año pasado… «Del ERTE he dejado de cobrar tres meses, y no sé por qué. Lo cierto es que sin trabajo, y con poco dinero, por no decir nada de dinero, mi situación es crítica. Por eso fui a la manifestación, porque no puedo más. Porque al no disponer de dinero para poder seguir viviendo sin trabajar, no solo me he endeudado, sino que ahora estoy entrando en un periodo en el que empiezo a tener problemas para poder comer y problemas de salud, sobre todo psíquica… Por eso, repito, fui a la manifestación, para pedir ayudas… Pero van y me empapelan, lo cual me hace empeorar, por lo que a diario estoy tomando hasta tres tipos de pastillas. Porque si no, pierdo la noción del tiempo y me vuelvo loco».
Su opinión de los políticos
Se le ve excitado, tal vez por cómo se le acaba de complicar la vida, ya de por si complicada por la pandemia y sus consecuencias, que a algunos les está llevando a una situación límite. «Viéndome como me veo, entiendo que haya personas que se estén suicidando… Yo también he pensado en hacerlo. Sí, sí…Me dan ganas de cortarme las venas frente a la sede del Govern, pues al fin y al cabo los políticos son, en gran parte, los culpables de lo que está pasando por no saber qué medidas tomar… Y encima, como cobran cada mes, no tienen los problemas que tenemos los demás, sobre todo los que nos hemos quedado sin trabajo. Y vivir así, un mes, otro, y otro… Vivir así es muy difícil, y eso solo lo sabe, y lo siente, quien lo vive. Ellos, desde luego, no»».
«Respeto el trabajo de la policía»
A medida que hablas con él, o dejas que se explaye, notas que su nerviosismo va progresando, no solo por la situación que está atravesando, sino también por esa multa milenaria en euros que siente que sobrevuela sobre él. «¿Y qué hago…? –se lo pregunta cada vez que piensa en ella; que lo hace muy a menudo–. Porque como no robe, no la podré pagar… Pero –disipa esos pensamientos–, es que tampoco voy a robar, pues ni soy agresivo ni violento… Pero es que si no pago…–persiste la duda–. ¡Pues que me metan en la cárcel!, allí al menos podré comer. Y cuando salga espero que la situación haya cambiado… Porque ¿qué puedo hacer, sino…? Es que no veo otra salida».
Israel está soltero, pero tiene pareja. «Antes de la pandemia, sin ni imaginarnos la que se nos venía encima, pensamos tener un hijo, que… ¡Menos mal que no lo tuvimos! –dice–. Porque en estas circunstancias no se puede tener ni siquiera un perro. Imagínate con familia e hijo, ¡lo mal que lo deben estar pasando muchos! Y si encima no tienen trabajo, ¡¿qué hacen?! Por eso la gente sale a protestar a la calle. Por eso fui a la manifestación aquel día… Porque no tengo otra forma de hacerlo».
E insiste: «Tiré dos huevos a la fachada del Ajuntament, pero en ningún momento fui violento, ni me enfrenté a la policía. Puede que perdiera los nervios, pero jamás –repite–, ni me enfrenté a la policía, ni, desde luego, les tiré piedras, pues entiendo y respeto su trabajo».