La demanda eléctrica de Baleares creció un 3,8 % el pasado diciembre y un 3,1 % el pasado enero tras un año de continuas reducciones respecto a los mismos meses del año anterior, según datos aportados por Red Eléctrica de España.
Los incrementos de los últimos dos meses son atribuidos a la meteorología, con días de un frío especialmente intenso tanto en diciembre como en enero.
Desde enero de 2020, todas las demandas mensuales de energía eléctrica en Balears han sido menores que las de los mismos meses del año anterior. La pandemia y la paralización de buena parte de la actividad económica llevaron a reducciones que superaron el 30 % en mayo y junio, casi llegaron al 30 % en septiembre, superaron el 20 % en julio y octubre y prácticamente llegaron al 20 % en agosto.
El ciclo combinado, con el 81,3 % del total, fue la principal fuente de generación eléctrica de Balears el pasado enero. En el conjunto de enero, el enlace con la Península aportó el 29,4 % y las energías renovables, el 4,1 %, si bien, tal como informó ayer Ultima Hora, el último día del mes, el pasado domingo, se registró una punta histórica del 13 %.
En el conjunto de España, la demanda de energía eléctrica aumentó sólo un 1 % respecto al mismo mes de 2020. En el conjunto estatal, las energías renovables aportan el 52,3 % del total de generación.
Precisamente respecto a las renovables en Balears, el GOB mantuvo ayer una reunión con el director general d'Energia, Aitor Urresti, para pedirle que se coordine con el Consell de Mallorca para la planificación territorial y energética de este tipo de instalaciones «con el fin de evitar un boom de parques fotovoltaicos en el suelo rústico de la Isla».
El grupo ecologista señala que «ante el alud de solicitudes de parques fotovoltaicos en el suelo rústico de Mallorca y la polémica por el parque fotovoltaico que Aena proyecta en Son Bonet, consideramos que la planificación energética, con las implicaciones territoriales que comporta, no puede venir impuesta por la iniciativa de lucro empresarial, sino por una política enfocada a la soberanía energética y en el marco de una transición hacia un modelo menos intensivo en consumo de energía. Hay que evitar un conflicto innecesario entre territorio y energías renovables».