«Estaba claro que algún paciente iba a llegar. Yo, al menos me había preparado, veía posible que pasara lo mismo que está sucediendo en España, pero el discurso de mis jefes era que esto no ocurriría. Esta segunda ola nos ha pillado y la población se ha relajado mucho».
Marina Coll, de 30 años y de Palma, es una enfermera en cuerpo y alma. Lleva ocho años trabajando en el Uniklinikum Erlangen, en Núremberg, en el estado alemán de Baviera. En 2018 se especializó en Intensivos y Anestesia. Ahora mismo trabaja en el campo de batalla contra la COVID-19, un virus que, explica, pasó casi desapercibido en la primera ola pero que desde hace unos meses ha tocado de pleno a toda la población. Marina explica que han pasado de tener a diez pacientes en planta y dos en algunas de las cinco UCI «a más de 70 y 26 ingresados. La situación en los hospitales es crítica. Hemos derivado pacientes a otros lugares porque no había camas disponibles para pacientes COVID en la provincia». Mientras que Europa sufría las consecuencias de una primera ola del coronavirus, esta enfermera reconoce que en Alemania, en general, «fue muy light, y la gran mayoría eran pacientes que venían de Italia o Francia».
El verano para los sanitarios sirvió para prepararse para aquello que se vaticinaba. Aun así, la falta de material sanitario también ha dificultado el día a día: «La gestión en el hospital no está siendo tan mala, pero desde el punto de vista de las PCR ha ido regular. Ahora es cuando hemos avanzado».
Navidad
Esta mallorquina describe su perspectiva en los primeros meses de pandemia como «frustrante porque conocía compañeros de profesión en España y veía que aquí podría pasar lo mismo».
Ahora Alemania se enfrenta a un confinamiento más estricto –«se le dice un duro confinamiento pero mal dicho porque aun así las restricciones son más leves aquí que en España»–, lo que ha hecho meditar a Marina sobre las navidades: «Viendo como está el percal, escribí a la familia que no iba a ir. Creo que sería, ahora mismo, un acto irresponsable», asegura con firmeza.
Pese a la crítica situación, Coll se muestra esperanzada, piensa que este confinamiento «frenará el crecimiento exponencial que tiene Alemania», sobre todo en Baviera, uno de los estados del país más afectados por el virus.