De distribuir alimentos en hoteles y restaurantes a liderar la primera fábrica de mascarillas FFP2 ‘made in Mallorca', «la más moderna de España y una de las más punteras de Europa». Ricardo Alonso es el director gerente y promotor de Protección Sanitaria Balear, que ultima los detalles de la nave industrial donde se instalará la fábrica, en el polígono de Marratxí. Allí se han invertido 1,5 millones de euros y cuando funcione a pleno rendimiento será capaz de producir medio millón de mascarillas al mes.
La idea es fabricar mascarillas FFP2 para personal sanitario a un precio de entre 1,15 y 1,20 euros, frente a los precios que ofrece China, entre 1,10 y 1,30. «Pero nuestra mascarilla es de máxima calidad», advierte. Tras el desabastecimiento de los primeros meses de la pandemia, Alonso advierte que «contaremos con material en stock para fabricar durante cinco meses sin parar».
Dependencia
«Cuando salió la convocatoria de Salut para producir material sanitario aquí, la idea que tenía era salvar los puestos de trabajo de mi empresa y al mismo tiempo llevar a cabo un labor social: me mataba depender de China para conseguir material sanitario», cuenta Alonso, cuyo hermano trabaja en la UCI de un hospital mallorquín. La nueva empresa contará con 25 empleados que trabajarán en tres turnos. «La distribuidora, donde hay dieciséis trabajadores, seguirá activa. Pero hemos impulsado la fabricación de mascarillas porque hay una necesidad de mercado», cuenta el empresario.
Tras buscar maquinaria para fabricar mascarillas en China, llegó a la conclusión de que no eran de la mejor calidad y «encima, no conseguíamos el certificado europeo». En plena pandemia recorrieron Estados Unidos y Alemania, hasta que dieron con los italianos DM Packaking Group.
«La fábrica contará con todas las garantías sanitarias y se está montando como si el interior fuera un quirófano, con filtrado de aire, lámparas de rayos ultravioleta y envasado al vacío de cada una de las mascarillas», advierte.
La fábrica mallorquina empezará a trabajar en la primera quincena de enero «mascarillas de la máxima calidad, con cinco capas y todas las certificaciones para el personal sanitario. Cuando esté cubierta la demanda, también se destinarán a farmacias. Y entregaremos 6.000 mascarillas a Serveis Socials», añade. Ya tienen encargos de otros gobiernos autonómicos y la idea es exportar, incluso a Sudamérica, de donde ya han recibido pedidos. El objetivo es no tener que volver a depender de China.
El IB-Salut comenzará a comprar las mascarillas ‘made in Mallorca' en enero
«Llevamos meses de conversación con diferentes empresas que trabajaban en el sector servicios que tuvieron que reinventarse por la pandemia. Vieron una oportunidad de negocio en el suministro para combatir el virus», cuenta Antoni Mascaró, subdirector de la Central de Compras del IB-Salut.
En el primer momento de la oleada se disparó el consumo de las mascarillas FPP2 «y las tuvimos que importar. Una vez cubierta esa urgencia, fomentamos a cualquier empresario que quisiera reconvertirse para la fabricación local», señala Mascaró. En el caso de las mascarillas FFP2, el Servei de Salut consume 55.000 unidades a la semana. «Mantenemos un stock de seguridad de cuatro mses, pero el consumo se ha multiplicado por 10 respecto a 2019, cuando la presión sanitaria era la normal». Los consumos han pasado de 36.580 unidades en 2018, 26.020 en 2019 a 1.161.480 en este 2020.