Los médicos de Atención Primaria de Mallorca aseguran que están desbordados y temen que la situación va a empeorar en las próximas semanas, cuando se conozca la incidencia real de la vuelta al cole. Además, a medida que vaya avanzando el otoño comenzarán las enfermedades respiratorias, lo que incrementará la carga de trabajo de los profesionales sanitarios.
El doctor de Atención de Primaria y portavoz de Simebal, Vicente Reyes, explica que aunque en las próximas semanas Salut pondrá en marcha una serie de medidas que aliviarán su carga de trabajo, no serán suficientes ya que en Mallorca faltan entre 250 y 300 médicos de familia.
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Reyes señala que cada día pueden atender a unos 60 pacientes -entre atención presencial, telefónica y las urgencias-. «La lista de tareas va aumentando a lo largo del día, el lunes es el peor día de la semana», sostiene. En el caso de las llamadas telefónicas puntualiza que son complicadas, ya que el médico tiene que hacer grandes esfuerzos para asegurarse de que el paciente ha entendido lo que le ha querido trasladar.
Esta elevada carga de trabajo les obliga a alargar sus horarios de trabajo; suelan salir entre media hora y una hora más tarde del centro de salud y en algunos casos llegan a ser hasta dos horas. «Estamos desbordados desde que empezó la pandemia, salvo las primeras tres semanas, pero en el último mes y medio la situación ha empeorado de forma considerable», denuncia.
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En este sentido, detalla que unos 36 centros de atención primaria de Mallorca aún siguen realizando rastreo; en Palma ya hay 8-9 que se han liberado de este cometido. Además, precisa que los médicos aún tienen que tramitar las bajas laborales de los contactos estrechos, una tarea que en unas semanas pasará a realizar inspección médica. Las PCR también dejarán de realizarse en los PAC. «El tema burocrático es brutal por el tema COVID, hay un papeleo brutal», lamenta.
Sin embargo, la liberación de estas tareas no solucionará la situación crítica de la Atención Primaria, ya que su carga de trabajo aumentará por la incidencia de la vuelta al cole y por las enfermedades respiratorias típicas del otoño. La gripe no se espera hasta finales de enero y se prevé que este año su incidencia pueda ser menor por la anticipación de la campaña de vacunación, que comenzará el próximo mes de octubre. La obligatoriedad del uso de la mascarilla también puede reducir los contagios de catarros y resfriados.
Reyes añade que las personas mayores ya han perdido el miedo a contagiarse en los centros de salud y quieren ser atendidos por sus médicos. Muchos de ellos tienen patologías crónicas, que en muchos casos se han descompensado.