«Nos sentimos como en una cárcel. Es horrible». Es el testimonio de una de las pacientes de COVID-19 que se encuentra aislada en el hotel Palma Bay después de haber sido dada de alta en el hospital de Son Espases.
Esta mujer fue diagnosticada de coronavirus con neumonía grave el pasado 12 de agosto y hace unos días la trasladaron al hotel a la espera de una PCR. Ahora, cuenta el «abandono» que están viviendo las personas que están acogidas por la enfermedad en el hotel palmesano. «Nos sentimos súper maltratados», lamenta mientras está incomunicada en su habitación.
La paciente explica que, además de no recibir ninguna comunicación por parte de Salut, la comida y las condiciones en las que están son lamentables. «La comida es insuficiente, de mala calidad y fría. No te detallan lo que están comiendo, te lo dejan en la puerta. Se han llegado a tirar las bandejas al pasillo», lamenta.
Las dietas proceden de la cocina del hospital Son Llàtzer y afirman que llegan en «muy malas condiciones». «No estamos enfermos y nos sentimos como enfermos. Ni un enfermo se merece tener que comer esto», asevera.
También se quejan de que los familiares no puedan dejarles comida u objetos personales en la recepción del hotel para que se los hagan llegar. «Las sábanas sólo se cambian los lunes y nos dan dos toallas dos veces a la semana. Todo lo hacemos nosotros, la señora de la limpieza solo repasa un poco la habitación», explica la paciente.
Por otra parte, también lamentan que a la falta de limpieza y la mala calidad de la comida se le sume la falta de atención sanitaria. La paciente fue trasladada para realizarse una prueba PCR el pasado lunes y asegura que todavía nadie se ha puesto en contacto con ella desde que llegó allí. «No hay ningún médico de contacto ni ninguna enfermera y me han cortado la medicación», afirma.
«¿Quién es el responsable?», se preguntan. Los aislados se sienten «desatendidos» y explican que el hotel les dirige a Salut y, desde la institución, no les dan una solución.
El hotel Palma Bay vuelve a acoger a personas asintomáticas con COVID-19 desde pasado lunes 17 de agosto. Durante el pico de la pandemia la infraestructura turística se medicalizó para acoger a enfermos.