El regreso a casa de los trabajadores de las Islas que se encontraban en el extranjero se ha convertido en una odisea. Cerca de un centenar de personas se ha quedado este jueves en tierra en el aeropuerto de Santo Domingo cuando esperaban subir a un vuelo de Iberia que se ha llenado con turistas. Entre los afectados, Alicia Martín ha sufrido la falta de información y coordinación del consulado y la embajada española en la República Dominicana.
«Esperamos que el Gobierno se apiade de nosotros y nos dé una solución», explica Alicia Martín, que trata de regresar a su casa en Palma después de que la cadena hotelera en la que trabajaba en Punta Cana haya aplicado un ERTE. «Ahora mismo no tenemos ni información ni opciones», lamenta después de ver como se desvanecía la oportunidad de iniciar su vuelta este viernes.
«El jueves miércoles nos informaron del vuelo de Iberia que salía a las 10 de la mañana. El consulado nos remitía a la compañía y esta no nos informó. Llamé y me pidieron nombre y teléfono diciéndome que me llamarían, pero después de todo el día intentando contactar con ellos fue imposible, ni siquiera acudiendo a sus oficinas en el aeropuerto, que estaban cerradas antes del horario previsto», relata Alicia Martín, de 23 años y que llegó al país caribeño en enero de 2019. «A las 6 de la mañana he venido al aeropuerto a probar suerte, pero todas las plazas ya estaban ocupadas», añade.
La restricción de los desplazamientos en multitud de puntos del planeta por la pandemia del coronavirus ha comprometido la situación de muchos ciudadanos en el extranjero que se encuentran en un limbo. República Dominicana decretó el estado de alarma el martes y el margen de maniobra ha sido escaso para trabajadores como Alicia, que lamenta la confusión que que ha rodeado al vuelo en el que esperaba regresar a la Isla. «El consulado ha tratado el viaje como un vuelo comercial, pero la tripulación nos ha asegurado que era de repatriación. De hecho, el avión ha venido vacío a propósito hasta Santo Domingo, pero entre el pasaje había multitud de turistas con pasaportes alemanes y franceses que hace sospechar que habrían vendido las plazas a través de acuerdos con otras compañías», concluye.