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Sant Sebastià 2020

La Revetla de Palma, una fiesta con apenas 40 años de existencia

Los ‘foguerons’ eran propios de las zonas rurales, pues tenían que ver con las matazas, por lo que a Ciutat no llegan hasta finales del siglo XIX o principios del XX.

| Palma |

La Revetla de Sant Sebastià «es un invento de la democracia». De hecho, el germen se remonta al año 1977 cuando se celebró un primer fogueró en la Plaça Major, organizado por el Ajuntament de Palma y amenizado por la Escola de Música i Danses de Mallorca, que había nacido dos años antes. La idea fue del arqueólogo y folclorista Bartomeu Ensenyat, quien se la propuso al entonces alcalde Paulino Buchens y a su regidor de Cultura, Miguel Durán, explica Bartomeu Bestard, cronista de la ciudad.

Bestard recuerda que «con el alcalde Ramón Aguiló se dio un impulso a esta iniciativa y fue entonces cuando empezaron a celebrarse los conciertos de música en distintas plazas del centro y se dio forma a la Revetla tal como hoy la conocemos».

Entonces, ¿cómo se celebraba el patrón de Palma antes de existir la Revetla? Según el cronista, «por lo menos hasta la época de Rafael de la Rosa (el último alcalde de la dictadura franquista en Palma) la conmemoración de Sant Sebastià por parte del Consistorio consistía básicamente en acudir a la Catedral, donde Cort tenía una capilla, donde se veneraba la imagen de Sant Sebastià y se celebraba la misa que todavía hoy se celebra».

A nivel particular, Bestard expone que en el Círculo Mallorquín y en los casinos se celebraban bailes de salón. «Era un día en que las chicas de cierta edad aprovechaban para ponerse de largo por primera vez y los chicos se ponían el frac o el esmoquin».
Ni rastro, por tanto, de foguerons o música. Pero, añade el cronista, a finales del siglo XIX y principios del XX «se empiezan a detectar torradas en algunos barrios de Palma», algo que, en su opinión, «se debió a que, en aquellos años, mucha gente de los pueblos se fue a vivir a Ciutat y se llevaron el impulso de Sant Antoni, que estaba muy marcado en los pueblos, y fue como un traslado a la ciudad de esta tradición».

También la historiadora y política mallorquina Gari Durán argumenta que «con la democracia se reinventaron muchas fiestas en España, como la de Palma, que de alguna forma se ruralizaron, pues se trasladaron a la ciudad prácticas que tenían que ver más con los ciclos agrícolas y las zonas rurales». Y así paso con Sant Sebastià, donde se popularizaron las torradas «que tenían que ver con las matanzas y, obviamente, en Palma no se realizaban matanzas, salvo en las zonas rurales como Sant Jordi o son Ferriol».

Para Durán «sería interesante abrir el debate sobre si celebrar Sant Sebastià con los actos litúrgicos y recuperar alguna de las tradiciones que pudiera haber en el siglo XIX, y luego trasladar los conciertos al verano, por ejemplo». La Revetla, considera, «es algo que llegó con la democracia, por tanto no sería descabellado plantearse si vale la pena estar siempre pendiente de la climatología, con lo que supone».

Por último, Bestard destaca que los premios literarios de Sant Sebastià fueron creados por Gabriel Fuster Mayans, alias Gafim, concejal durante el franquismo, con Camilo José Cela y Llorenç Villalonga.

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