El doctor Juan José López Martínez (Cartagena, 1953), nieto de pescador y minero, e hijo de ingeniero, «un hombre bueno», según afirma emocionado, estudió Medicina y ha trabajado como experto en Ginecología, Urgencias y Emergencias. Hace más de 20 años que se convirtió en el primer médico español al que una administración sanitaria concedió autorización para ejercer la terapia regresiva con sus pacientes. Este jueves pronuncia una conferencia abierta al público y el fin de semana dirige un taller vivencial sobre terapia regresiva en la Porciúncula, que ya está completo.
¿Qué es una regresión?
—La regresión surge por una necesidad. Es consecuencia de que el ser humano es capaz, de forma espontánea, de entrar en entrado regresivo. Todos los seres humanos poseemos la capacidad natural de entrar en un estado alterado de conciencia para conectar con una emoción o una sensación. El terapeuta lo único que hace es acompañarle, nunca va por delante. Lo que debe tener el terapeuta es paciencia para esperar que el paciente vaya destapando sus emociones. Lo que hacemos es hacer consciente lo inconsciente.
¿Hasta qué momento puede ‘regresar' el paciente?
—Hasta la juventud, la infancia, el vientre materno e incluso se puede llegar a una serie de experiencias que la persona relaciona con sus vidas pasadas.
¿Usted, como hombre de ciencia, cómo explica la terapia de regresión?
—La verdad es que hace 25 años no hubiera dado una charla como la que voy a dar hoy. Yo era y sigo siendo un hombre de ciencia, pero hay algo a lo que hay que prestar atención: la evidencia. Hay cosas que la ciencia hoy en día no puede demostrar, todo es cuestión de tiempo, pero la evidencia en muchas situaciones es absolutamente innegable. Yo creo firmemente que la casualidad no existe y que el universo se encarga de muchas cosas.
¿Usted ha vivido alguna regresión?
—Sí. La verdad es que las 10 primeras veces no reaccioné. En la número 11 si que conseguí entrar en estado regresivo. Reconozco que al principio no me lo terminaba de creer porque yo no reaccionaba, probablemente porque soy un tipo muy analítico que razona mucho las cosas. Estoy con los pies en el suelo. Ahora estoy esperando el momento en que la ciencia demuestre que la regresión existe. Yo he vivido 21 regresiones como paciente.
¿Su trabajo como terapeuta ha provocado algún cambio en sus creencias religiosas?
—Soy católico y me educaron en colegios religiosos, antes de practicar esta técnica tenía altibajos en mis creencias. Sí que me ha afectado, ahora sé que Dios existe y que la muerte no es el final, sino el principio.
¿Usted cree en la reencarnación?
—Por lo que he vivido con muchos pacientes, algunos de ellos cercanos a la muerte, no me queda otra que aceptar que la reencarnación existe. Creo que la respuesta está en nuestra alma.