Un equipo de investigadores de la UIB ha propuesto un nuevo método para desarrollar videojuegos destinados al tratamiento y rehabilitación de pacientes con discapacidades motoras, aplicando los protocolos que siguen los ensayos clínicos para probar la eficacia y la seguridad de nuevos fármacos.
Los llamados «videojuegos serios» están diseñados con objetivos que van más allá del entretenimiento y se utilizan en diversos ámbitos (educación, investigación científica, ingeniería, etc.) para favorecer que los usuarios alcancen un objetivo específico de manera entretenida y atractiva a través de la experiencia del juego, ha informado la UIB en un comunicado.
La Unidad de Gráficos y Visión por Ordenador e Inteligencia Artificial desarrolla desde hace años videojuegos serios para que las terapias de rehabilitación de personas con discapacidad motora sean más motivadoras y efectivas.
Investigadores de la UIB han desarrollado ahora un marco de trabajo para esta categoría de software, con el objetivo de que estos videojuegos sean desarrollados y validados siguiendo un método sistemático y coherente que propicie videojuegos de gran calidad.
En el trabajo, publicado en la revista científica «PLoS ONE», los doctores Esperança Amengual, Antoni Jaume y Gabriel Moyà, proponen la metodología «PROGame», que significa que, por un lado, se consideren las características especiales de los videojuegos serios como categoría particular de aplicación informática que difiere de los sistemas de software convencionales; y por otro, se aplique una metodología inspirada en los protocolos que siguen los ensayos clínicos para probar la eficacia y la seguridad de nuevos fármacos.
En el caso del desarrollo de los fármacos, se siguen cinco fases. Si en el caso de los medicamentos, en la llamada fase 0 se determina la eficacia del fármaco antes de probarlo en humanos; en la fase inicial del desarrollo del videojuego se seleccionaría la terapia más adecuada de acuerdo con las capacidades de los pacientes.
Superada esta primera etapa, en la fase 1 se prueba el fármaco en voluntarios para determinar su seguridad, y en el caso del videojuego se diseña el mecanismo de interacción que convierta la terapia en un videojuego serio de manera segura para los pacientes y de acuerdo con sus capacidades motoras.
Este mecanismo de interacción sería validado por fisioterapeutas y probado en pacientes reales.
En la fase 2, el fármaco se prueba en pacientes para determinar su eficacia en humanos.
Para el videojuego, es la fase de diseño de elementos interactivos que hacen que el paciente lleve a cabo la terapia de manera correcta. De nuevo estos elementos serían validados por fisioterapeutas y probados en pacientes reales para verificar su efectividad.
En la fase 3 se determina el efecto terapéutico del fármaco, y en el caso del videojuego debería verificarse que su práctica regular permite lograr el efecto terapéutico deseado.
Finalmente, en la fase 4, se hace un seguimiento del uso público del fármaco para determinar los efectos a largo plazo. Para el videojuego, esta fase final tendría como objetivo verificar que el videojuego diseñado tiene los mismos efectos a largo plazo que la terapia seleccionada.
Los investigadores de la UIB ya han validado la eficacia de este sistema en uno de los videojuegos de rehabilitación motora que han desarrollado.