La zapatería ‘Calzados La Elegancia' fue fundada en 1936 por Antonio Fuster Segura e Isabel Portas, que empezaran en 1935 a fabricar zapatos. «Mis abuelos hacían dos pares de zapatos por semana y poco a poco pusieron la tienda», afirma Antoni Fuster, actual propietario. El negocio se inició en la Calle Jaime II y luego se trasladó a la Calle Sindicat.
«Aquí donde estamos era el comedor de la casa de mis abuelos. En las tiendas de la calle Sindicat era muy común que las partes traseras fueran viviendas», declara el propietario. El relevo generacional lo cogieron Enrique Fuster, hijo del fundador, y su mujer María Bibiloni. Actualmente, el negocio está dirigido por la tercera generación, por Antoni Fuster Bibiloni y su esposa, Josefina González, la responsable a tiempo completo de la zapatería. «Me encanta trabajar de cara al público. Es lo mío», confiesa con ilusión y añade: «Yo no despacho, yo vendo».
Aunque tienen página web, Antoni Fuster reconoce que la venta es «fundamentalmente en la tienda física» porque, asegura, tienen mucho cliente fiel. «Nuestra clientela fuera de las vacaciones es la gente de Palma. En verano sí que hay turistas porque aprecian el zapato español y el zapato de piel». Nos confiesan que «muchos extranjeros cuando vuelven a Palma, visitan la tienda» y que, incluso, han establecido amistad.
«Lo que buscamos en La Elegancia es diferenciarnos de los demás y para eso trabajamos y estamos pendientes de las tendencias». Esta emblemática zapatería tiene el 90% de su calzado de piel y lo encargan a fábricas españolas e italianas. Esta zapatería se centra sobre todo en el calzado urbano para llevar en el día a día. «Tenemos algo más diferente para mujer, más de vestir, pero el sector que trabajamos y por el que apostamos es el casual», explica Antoni Fuster.
En cuanto a la crisis, los propietarios reconocen el sufrimiento que les supuso: «Fue muy dura. Nos replanteamos si bajando la calidad del producto encontraríamos la forma de subsistir pero mantuvimos el nivel de calidad y creo que eso ha sido un elemento diferenciador de los demás».
El secreto de este negocio, tal y como nos cuentan Antoni Fuster y Josefina González, es la experiencia y el servicio a los clientes. «Intentamos asesorar y dar siempre la mejor opción. No se trata de vender, se trata de que la gente se vaya satisfecha de su compra y con la sensación de que se lleva algo que va a disfrutar de llevarlo», aseveran.
Cuando hablamos del futuro de La Elegancia, los propietarios lo tildan de «incierto» ya que sus hijos no han expresado la intención de continuar con el negocio.
Ante la iniciativa del Ajuntament de nombrarles comercio emblemático, Antoni Fuster reconoce que están contentos pero «le pediría al Ayuntamiento que no se quedara solo en el emblemático sino que invierta, fomente y apueste por los comercios pequeños de Palma».