Coloma Crespí es la tercera generación del emblemático comercio Especias Crespí, que dirige desde 2005 junto a su marido Juan Velasco, a quien ella define como «el cerebro de la empresa». Coloma recuerda que «todo empezó con mi abuela, Coloma Ramis, en Santa Maria, donde tenía un comercio de comestibles y vendía las especias que molía ella misma para hacer las matances». Su abuelo, añade, «era carpintero pero también repartía con una bicicleta las especias y el pimentón. Sus hijos Juan, mi padre, y Jorge se trasladaron en 1940 a Palma y abrieron en la calle Vallori el primer comercio todo a granel, molían el tap de cortí y lo vendían con las especias, y en 1945 se trasladaron a la calle Sindicat, donde seguimos».
La propietaria explica que «nuestro comercio siempre se ha dedicado a las especias, a la fabricación del pimentón y artículos para las matances y desde 2005 volvimos a los orígenes, que era el tap de cortí, porque durante muchos años se había olvidado». En la actualidad, la empresa ha crecido y su fuerte es la innovación, pero con la tradición como base. La mayor parte de los productos que se venden son producidos por la propia empresa, con excepción de algunas especias típicas de la India, «también tenemos almendros y hacemos diferentes mezclas con almendras, especias y algas, para lo que nos ha ayudado el cocinero Andreu Genestra», explica Coloma.
Además hacen harinas sin gluten, almendras, con un doble horneado, ahumadas o picantes, como snacks; mezclas de sabores del mundo, brócoli, moringa molida, para purés y salsas; diferentes curris, «que hacemos con nuestras fórmulas»; azafrán, tomates secos, albahaca morada, cayena de diferentes unidades de picor y un largo etcétera.
Trabajan mucho con producto local y ecológico y visitan ferias nacionales e internacionales «para dar a conocer nuestra marca y el producto de Mallorca, porque aquí no solo hay turistas, también hay muy buenos productos».
Especias Crespí está en continua expansión, en Palma tiene cinco tiendas y tierras en Villafranca y Manacor. Sus productos se venden también en comercios de la islas, en cadenas de supermercados ecológicos de Alemania, Suiza y Francia y cuentan con clientes en Barcelona, Madrid o La Coruña. La empresa cuentan con un laboratorio y un ingeniero agrónomo en el campo. En total tiene una plantilla de 23 personas, «pero cuando vienen puntas de cosecha llegamos a los 35», indica Coloma.
La propietaria reconoce que «el comercio nació dedicado casi exclusivamente a las matances, pero cada vez se hacen menos y tuvimos que buscar otras alternativas». Destaca que «en los últimos años se ha recuperado bastante el uso de las especias, desde que salen los cocineros por la televisión y hay concursos de cocina». Además, están focalizados en buscar clientes más jóvenes. Eso sí, admite, «trabajamos 24 horas al día, pero lo hacemos con ganas y con ilusión». Coloma tiene claro que «el secreto del éxito es sobre todo la persistencia y la calidad del producto».