El primer arquitecto del Palma Arena, Ralph Schürman, ha declarado este lunes que el Govern de Jaume Matas que le contrató comenzó a «buscar motivos» para rescindir su contrato después de que propusiera una gestión centralizada de suministros, que consideraba más «transparente».
Así lo ha expresado durante su testifical en el juicio por las piezas 8 y 9 del Palma Arena, para la que se ha tenido que habilitar una sesión este lunes por la tarde después de que el arquitecto alemán se negara a comparecer la semana pasada.
Durante su interrogatorio, Schürmann ha indicado a muchas de las preguntas que por el tiempo transcurrido no recuerda los hechos con exactitud. «He intentado olvidar este proyecto durante diez años», ha enfatizado.
Schürmann ha acusado al ex director general de Deportes, José Luis 'Pepote' Ballester, y al resto del equipo que le contrató de haber «buscado motivos» para disolver su contrato después de que se mostrara disconforme con el método de contratación de suministros como ventanas, puertas o suelos.
En concreto, Schürmann planteó el sistema que empleaban en Alemania, que consideraba más eficiente y «transparente». Allí «acabó todo» y «empezaron a decir que no estaba cualificado».
Schürmann también ha relatado que el ex director de Deportes del Govern de Jaume Matas le contrató para hacer en dos años un proyecto que, a su juicio, requería al menos cuatro.
El arquitecto ha mantenido que el tiempo de realización era tan escaso que pensó que el Govern no tenía ninguna otra opción aparte de él. Ha explicado que solamente para los planos se necesita un año y medio, según los estándares alemanes.
Schürmann, que ha declarado con la asistencia de una intérprete, ha explicado que fue Ballester quien contactó con él por correo electrónico, en 2004, para la construcción del velódromo del Palma Arena para el campeonato del mundo de 2007.
Más tarde, desde el Govern se fueron añadiendo otros proyectos como la pista de pádel o el aparcamiento subterráneo.
Schürmann ha apuntado que vio al ex presidente Jaume Matas «dos o tres veces» y que estuvo con él en una reunión, si bien no recuerda si fue en un domicilio particular o un edificio oficial. Solamente ha podido indicar que estaba «cerca de la Catedral».
El arquitecto ha contado que le presentaron a los hermanos García-Ruiz como asesores y que éstos tenían una «relación amistosa» con el ex presidente. De hecho, Schürmann pensó que eran asesores de Matas que querían comprobar que el proyecto se adaptase a Mallorca.
Schürmann ha señalado que tuvo una «recomendación no oficial» para integrarlos, por parte de Ballester, quien le habría manifestado que «sería mejor» si estaban en el proyecto, a lo que él no se opuso.
Los García-Ruiz cada vez se fueron implicando más y cuando disolvieron el contrato de Schürmann éstos asumieron el proyecto.
El arquitecto alemán también ha declarado que le dijeron que contratara a Miquel Àngel Verger y a un aparejador, si bien no sabe «para qué».
El primer arquitecto del velódromo también ha contado que el ex director de Deportes le pidió una rebaja, de entre el 2 y el 10 por ciento, según recuerda. Por escrito, le dijo que este descuento era «muy importante».
El trabajo fue «muy complicado» porque una parte del terreno pertenecía a un particular y en otra parte había un monumento que impedía construir. Además, hubo «muchas complicaciones», también «políticas».
Por otro lado, a preguntas de la fiscal Laura Pellón, el Schürmann ha detallado que él y su despacho de arquitectos han participado otros proyectos de velódromos en España, en ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona.
Según ha dicho, lleva trabajando en la construcción de velódromos desde 1985 e incluso ganó un premio en Pekín.
Por este juicio, derivado de las piezas 8 y 9 de la macrocausa del Palma Arena, Matas se enfrenta -a la espera de las conclusiones definitivas de la fiscal- a una pena de cárcel total de cuatro años -le piden dos años por cada pieza- por los delitos de prevaricación, fraude y falsedad documental.