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La clave del congreso del PP es si tañerá 'la campana de Huesca' caso de que Company arrase a Bauzá

Biel Company. | Jaume Morey

| Palma |

Al entrar en la sede central del PP en la calle Palau Reial de Palma lo primero que llama la atención es que, justo a la izquierda y en una vistosa estantería, se encuentran las obras completas de Antonio Cánovas del Castillo, padre ideológico del conservadurismo pragmático español del siglo XIX. Cualquier militante puede leer sus discursos, sus ensayos históricos y su célebre novela 'La campana de Huesca'. Ya se sabe que el grueso de la militancia popular no es demasiado adicta a leer a Cánovas, pero algunos sí lo han hecho.

En este libro Cánovas da una lección de cómo se resolvían las crisis internas en el siglo XII: sin contemplaciones y, a la vez, con imaginación y capacidad para poner orden mediante un golpe de efecto psicológico impactante y duradero.

Pocos dudan que Biel Company ganará con claridad este domingo. Pero la clave es si arrasa a José Ramón o no. Es decir, si ronda u obtiene el 70 por ciento de los votos. Si es así, es muy posible que algunos de sus leales más leídos le lleven hasta la estantería donde están las obras de Cánovas y le inviten a profundizar en 'La campana de Huesca', manual clásico de cómo se las gastaban en el medievo con los que jugaban sucio, por muy nobles que se considerasen.

¿Qué hará Company con Bauzá si le arrasa? ¿Permanecerá impasible si José Ramón se vuelve a Madrid a rajar contra él, dando carnaza a la caverna mediática capitalina? ¿Permitirá que le tilde de 'catalanista' desde lo más hondo de la cueva ultramontana del Manzanares? ¿O actuará para poner orden y conseguir respeto hacia su partido y hacia la personalidad del Archipiélago, consciente que Bauzá desprestigia a Balears en su conjunto cuando incita a la caverna a tratar de 'corruptos' a algunos miembros del ala regionalista del PP? ¿Consentirá que Bauzá continúe con esta inquina destructiva?

Del siglo XII al XXI hay mucho trecho, sobre todo democrático. Hoy día las cosas se hacen de manera civilizada, pero Company está obligado a poner orden interno a partir de este lunes. ¿Dará el santjoaner la campanada y le pedirá a Bauzá que deje el acta de senador autonómico, ya que en Madrid, aparte de no dar palo al agua en la Cámara Alta, se ha dedicado a desprestigiar (y por tanto humillar) a sus propios compañeros? ¿Consentirá Company que la caverna le siga tomando por el pito del sereno?

Cánovas vivió situaciones semejantes en el XIX. Por eso escribió 'La campana de Huesca', todo un aviso a quienes hacen de la chulería, el desprecio y el complejo de superioridad su praxis política. Todo el que no comulga con sus espaldas erguidas y su mentón altanero corre el riesgo de ser tildado de 'mallorquinot' y alguno hasta de 'corrupto'.

La historia de esta 'campana' , basada al parecer en hechos reales, data de 1136, cuando el rey de Aragón era Ramiro II, suegro de Ramon Berenguer IV de Barcelona. Ramiro estaba harto de la prepotencia y desprecio de algunos de sus nobles aragoneses, que conspiraban contra él y le humillaban. Entonces mandó un emisario de confianza a pedir consejo a un monje que había sido su preceptor. El monje escuchó el juego sucio y afrentas de los endiosados y se llevó el emisario al huerto del monasterio. Fue parco en palabras, pero cortó de un tajo algunas coles que sobresalían, dominantes y bien regadas, sobre las demás. El huerto recuperó su armonía igualitaria.

Ramiro II entendió el mensaje y convocó en Huesca, a Cortes, a los nobles de su reino. Les dijo que iban a aprobar la construcción de una gran campana que se oiría en todo el reino. Allí acudieron, tomando por ingenuo y fuera de la realidad a su rey, del cual se burlaban por la espalda o a distancia, incitando a otros a que lo hiciesen.

Allí los nobles le pidieron cómo pensaba hacer una campana tan potente. El rey les condujo a una sala. Quedaron horrorizados. Ramiro II había hecho cortar las cabezas del grupo de nobles más traidores. Y había formado un círculo con estas cabezas. En el centro, colgada de una cuerda y haciendo de badajo, estaba la del obispo, el peor de los fatuos felones. Efectivamente, el tañido de la campana de Huesca se escuchó en todo el reino.

Cualquier militante del PP sólo tiene que ir a la sede para leer la famosa obra de Cánovas. Hoy día, en época democrática, las pugnas se resuelven de manera civilizada. Pero el juego sucio siempre será el juego sucio. Y a veces un buen campanazo devuelve las aguas a su cauce después de meses de puñaladas traperas. Sobre todo si este campanazo es escuchado incluso por la caverna mediática del Manzanares.

¿Qué hará Company con Bauzá si le arrasa? ¿Dejará que se siga mofando de él, semana a semana, en Madrid, dando carnaza a lo más reaccionario y ultracentralista del poderío capitalino?

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