Vicepresidente en funciones del Govern de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira (Cambrils, 1952) pronunciará mañana miércoles, a las 20 horas, en Caixa Forum (Plaça Weyler) una conferencia organizada por el Club Ultima Hora, que lleva por título «Elogi de la política: ética, progrés, país». En esta entrevista, anticipa alguna claves de su conferencia y, también, de su futuro fuera de la primera línea de la política de Catalunya. Su proyecto pasa por construir un espacio de centro izquierda.
-¿Primero ética y después todo lo demás?
-La ética es inseparable de todo los demás, es la base. Hoy, más que nunca, en la política, hay que reivindicarla por encima de las ideologías y de las personas.
-Usted acaba ahora una etapa de su vida política. ¿Es difícil compatibilizar la ética con el ejercicio del poder?
-Todas las acciones son difíciles y complicadas, pero pienso que somos injustos con la gente que se dedica a la política. La mayoría de las personas que se dedican a la política lo hace por convencimiento y con el propósito de mantenerse y actuar sobre unos principios. Es cierto que, a veces, tienes que tomar decisiones por encima del convencimiento.
-¿La corrupción es inherente al ejercicio del poder?
-La corrupción puede ser una tentación para el poder. Pero no sólo en la política. El poder no es sólo político, también es económico y mediático y la corrupción aparece como tentación. Por eso yo defiendo una política de los valores.
-Las urnas no han favorecido a Esquerra Republicana de Catalunya y ahora gobernará CiU.
-No sólo a Esquerra. Las izquierdas ha tenido un mal resultado y ha llegado la hora de hacer una profunda reflexión sobre lo que ha pasado. El Govern de Catalunya se ha sentido solo y ni siquiera ha tenido en los partidos que lo forman sus principales apoyos. Han primado los intereses de los partidos y el Gobierno del PSOE no ha ayudado nada
-En las pasadas elecciones, tres formaciones acudieron a las urnas con el lema del 'soberanismo' que antes era exclusivo de ERC
- Ni el autogobierno ni el soberanismo debe ser patrimonio de una sola formación. Es cierto que esa es una señal de Esquerra pero ahora es una opción que ya es asumida por otros grupos. Eso es positivo porque favorece el objetivo de formular una propuesta más transversal. No puede atribuirse a esa división el resultado de las elecciones. Ha habido otros elementos que nos han perjudicado, como las crisis, la actitud de los partidos y la política de ciclos.
-¿Piensa que hay vida fuera de la política institucional?, ¿qué espacio va a ocupar usted ahora?
-Felizmente, la vida civil es lo suficientemente fuerte para no dejar todo el peso en los partidos. Yo quiero contribuir, desde esa sociedad civil, a construir un espacio de centro izquierda nacional de Catalunya.
-¿Ese proyecto tiene nombre?, ¿es otro partido?
-No tiene nombre ni estoy hablando de un nuevo partido. No es el momento de crear más partidos. Hablo de construir un espacio de centro izquierda nacional. En ese marco, todos tendrán que escoger, también el PSC, que deberá optar entre el PSOE y Catalunya. El PSC no siempre ha escogido Catalunya.
-¿El 'traspaso de poderes' entre el gobierno saliente y el que viene es un momento para ponen en valor a la política?
-El traspaso de poderes está reglado y es un ejercicio de normalidad democrática. La oposición no debería obstaculizar el relevo. Es importante reconocer la victoria de Artur Mas, pero también que el nuevo gobierno no desaproveche la experiencia del anterior.
-¿ERC debería abstenerse en la investidura de Mas como president de la Generalitat?
-Esa es una pregunta para la dirección de Esquerra y como sabrá mi relaciones no son ahora muy intensas. Yo pienso que no tiene sentido oponerse a la elección de Más tras la mayoría clara que ha obtenido. Merece un voto de confianza.
-¿El próximo Govern de Catalunya no puede suponer un retroceso en determinadas cuestiones?
-No, no tengo esa impresión. Hay cuestiones que todos tienen asumidas y en las que es imposible retroceder.
-Aquí, en Balears, la alternativa electoral al actual Govern es el PP y mantiene una postura muy crítica en cuestiones como la normalización lingüística.
-Sí, me llegan algunos comentarios sobre propuestas en materia de lengua y cultura que no me gustan nada y que me preocupan. Si esas medidas se concretarán, serían medidas que irían contra la lengua y la cultura del país, algo que ocurriría por primera vez en la historia. En Catalunya, el problema del PP también es el de su radicalización, no sólo por la lengua, también en asuntos como el papel de la inmigración.