Un grupo de expertos de las Naciones Unidas tiene «fundadas sospechas» de que el Fons Mallorquí de Solidaritat i Cooperació, que depende del Consell de Mallorca y que preside el próximo conseller de Cultura de la institución, Joan Font, financia organizaciones que han prestado apoyos a «un grupo armado».
Esto sólo para empezar. Es que hay más: que uno de los grupos subvencionados es la Fundació Olivar d'Estellencs, que preside el activista mallorquín, Juan Carrero.
Y más: que el sacerdote que hace unos meses, el pasado febrero, guió por Kinhasa a una delegación encabezada por el senador Pere Sampol y en la que también participó Carrero, fue envenenado hace dos meses. Y que otro activista destacado amigo de los anteriores, que viene denunciado la «complicidad de la ONU con el encubrimiento del genocidio de Ruanda y el Congo» ha sufrido varios atentados.
Pere Sampol y Juan Carrero piensan que todo esto no es una casualidad y que «estamos ante algo muy serio, hemos dado en el clavo y no nos perdonan».
El senador Pere Sampol es quien así se expresa. Lo hace acompañado de Juan Carrero. Ambos, en una conversación con este diario, relatan una serie de hechos que, dice Sampol, «tiene todos los ingredientes de una novela negra».
Una novela negra de la que ellos, «y mucha gente que viene colaborando desde hace en destapar el genocidio de los Grandes Lagos», pueden ser víctimas.
«No voy a parar, no voy a parar y voy a plantear varias iniciativas porque esto es muy grave», dice Sampol.
Para entenderlo, habrá que empezar por el principio. Por algo que Ultima Hora describía el 2 de febrero de 2008 como la victoria de David contra Goliat.
La trama
Aquel día Juan Carrero, presidente del Foro Verdad Africa, y otros defensores de los derechos humanos se reunieron con la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol, para agradecerle el apoyo que la institución había dado, desde hacía años, por desenmascarar a los autores del genocidio.
La buena nueva de aquella reunión era que un juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, había dictado un auto de apresamiento de 40 militares, la cabeza visible de un genocidio de casi 5 millones de víctimas. La república Democrática del Congo, la víctima del conflicto, es el país más pobre del mundo y podía ser uno de los más ricos: lleno de minas donde se obtiene la materia prima para la fabricación de los móviles.
Bueno, y eso es lo que cuentan Sampol y Carrero, se ha iniciado una ofensiva gubernamental y de las Naciones Unidas que ha impedido que se proceda a las detenciones.
«Los genocidas, los culpables están siendo protegidos por la ONU y por su presidente».
«Lo están parando todo, está muy claro que hay gente muy poderosa y con muchos intereses políticos, financieros y económicos», dicen Sampol y Carrero al unísono, mientras muestran el documento de las Naciones Unidas identificado con la referencia S/AC43/2009/GE/OC154 en que se solicita al Fons Mallorquí de Solidaritat «detalle de la financiaciación concedida por su Fondo en 2007, 2008 y 2009 a las organizaciones no gubernamentales anteriormente citadas, con referencia exacta a las actividades que estaba previsto realizar con esos fondos». El Fons, además de al foro de Carrero, está financiando, según el requerimiento, a las Fuerzas Democráticas de Liberación de Rwanda, «uno de los grupos armados que operan en la parte oriental de la República Democrática del Congo».
«Esto es una pesadilla y un sinsentido», comentan el senador y el activista que habla de preparar una gran movilización para destapar toda la trama.