Ayer por la mañana, numerosos rumanos residentes en Mallorca asistieron a la misa ortodoxa "esa es su iglesia" que bajo la tutela de San Lucas Evangelista se celebró en el monasterio de las Madres Agustinas (calle Concepción 7, de Palma).
La misa dio comienzo a las diez de la mañana, finalizando alrededor de las doce y media del mediodía. Ofició Timotei, obispo de España y Portugal. Asistió a la misma William Branza, diputado y presidente para la Diáspora, acompañado por Cocuta Hanuseac, presidenta de la organización PD-L Diáspora, del Partido Demócrata Cultural.
Finalizada la misma, los asistentes, en el claustro del convento, tomaron un aperitivo (más bien pequeño almuerzo) a base de tapas y bocaditos típicos de la gastronomía rumana, entre otros: pizzas (muy parecida a la coca mallorquina de trempó); scermale, especie de rollitos a base de arroz, carne y hojas de col; piztele y cozonoc, o postres muy variados, todo ello muy bien regado con vinos mallor- quines.
En el transcurso del acto pudimos apreciar que en Mallorca hay dos tipos de rumanos, los que viven del trile, robo, prostitución... en la Platja de Palma, y los que estaban allí, trabajadores honrados que pagan impuestos, con familias a su cargo a las que tratan de sacar adelante; algunos de ellos nacidos en Mallorca, a cuya sociedad y cultura se están integrando sin problemas. Son buena gente. Unos con más suerte que otros, buscan en esta tierra una forma de vivir sin las dificultades que hay en su país, aunque son conscientes de la crisis que estamos padeciendo, a la cual tratan de hacer frente. Son, como decimos, los otros rumanos; los que nada tienen que ver con los que viven al margen de la ley.