Las promesas del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, vuelven a quedar diluidas en el momento de materializarse. Es el caso de la promesa de entregar un ordenador portátil, gratuito, a cada alumno en el momento de iniciar sus estudios de 5º de Primaria. El afán de digitalizar la enseñanza, el plan Educa 2.0, que defiende el Gobierno topa con las iniciativas de los respectivos gobiernos autonómicos que, y éste es un detalle que Madrid olvida con frecuencia, son los que detentan la titularidad de las competencias en materia de educación.
En esta línea se encuentra Catalunya, cuyo titular en Educació, Ernest Maragall, ha indicado que su departamento sólo financiará el 50 por ciento del coste de los ordenadores, el resto deberá ser costeado por las familias. En Balears el proyecto EducaTic todavía tiene una carácter experimental y la digitalización de las aulas sólo afectará a cinco centros, unos planes afectados por el recorte presupuestario y que difieren de los anunciados por el presidente Zapatero.
No es la primera ocasión que los anuncios del presidente del Gobierno topan con las reticencias de las autonomías, las ayudas al sector del automóvil son otro caso reciente. En el asunto de los ordenadores portátiles también se plantean serias divergencias entre las promesas de Zapatero y la realidad, la cual acaba imponiéndose y no sólo desde la óptica económica. No parece razonable que un ordenador que será de uso exclusivo de un alumno sea costeado con cargo al erario público en su totalidad, con las excepciones que se estimen oportunas, en forma de becas o ayudas, para aquelos alumnos cuyas familias no puedan pagar su parte del ordendor.
El concepto de 'gratis total', por desgracia, no garantiza el cuidado de un material caro y delicado como es un ordenador.