En pleno verano, las playas de Mallorca están siempre llenas de turistas, muchos de ellos extranjeros, pero este año, la crisis económica ha vaciado las hamacas. «Es el peor verano que he visto. Por la crisis, hay gente en la playa, pero menos que otros años y además son turistas que prescinden de los servicios de la playa», se lamenta Antonio, quien regenta un comercio cercano a la playa de s'Arenal.
Bajo el sol y el calor que imperan en esta estación balnearia, los bares, restaurantes y otras tiendas de souvenirs que venden desde la típica toalla playera hasta la ensaimada o sobrasada trabajan a medio gas. Incluso algunos han cerrado con la excusa de realizar reparaciones. «Normalmente, los clientes llegaban a las 21.00 horas y se tomaban entre cuatro o cinco bebidas. Ahora, llegan a las 22.00 horas y sólo se beben dos o tres», se lamenta Pedro detrás de la barra de su bar, vacío al comienzo de la hora de la comida.
La prueba inequívoca de que la crisis está en todas partes es la imagen que dan muchos de los bañistas que se llevan a la playa, más que en veranos anteriores, la casa a cuestas. Unos lo hacen con la típica nevera llena de bebidas y bocadillos, otros llaman mucho más la atención al incluir en su equipaje playero mesas, sillas, sombrillas y demás enseres que les proporcionan las mismas comodidades que si estuvieran en casa. «No es buen tiempo para gastar ya que el bolsillo en esta ocasión no está para muchas alegrías y derroches», añade Pedro.
Nuria Morillas
Fotos: N. Rincón/J. Morey