Luis Goytisolo fue quien le descubrió hace más de cuarenta años el discreto lugar, su pequeño paraíso, donde hoy pasa sus vacaciones. Desde entonces no cesó en la búsqueda de un lugar especial en el Port de Pollença al que poder retirarse varias veces al año y al que recurrir en busca de inspiración o simplemente descanso.
El director Vicente Aranda encontró hace ocho años ese lugar en su finca de «Sa Font» donde ha disfrutado durante este mes de sus vacaciones junto a su mujer.
Horas antes de abandonar la Isla, nos recibía ayer dispuesto a la conversación, amable en el trato y sincero en sus respuestas. El director catalán de cine no se anda con remilgos a la hora de reconocer sus errores y sus aciertos, dar sus opiniones y sobre todo, confesar su pasión por la Isla a la que simplemente nos define como «lo más mediterráneo del Mediterráneo».
-¿A qué dedica sus vacaciones en este retiro de Sa Font?
-Desde que hemos puesto la piscina, apenas salimos de aquí. Yo me pregunto porqué no tendremos la piscina más cerca de Madrid -bromea-. Esto es muy agradable. Aquí hay dos mares, según sople el viento, y siempre hay un mar apacible en el que podemos bañarnos y eso es lo que más nos gusta. Sólo se decir que esto me gusta. Me gustó cuando vine por primera vez con Luis, tras estar viviendo siete años en Venezuela, para disfrutar de mis primeras vacaciones en España. Él no repitió y yo no he dejado de venir.
-Este es un lugar tranquilo, ¿es capaz de desconectar del trabajo?
-Sino trabajo durante las vacaciones, me resultan hasta un poco aburridas. La combinación de Pollença y algo que hacer me resulta perfecto. Mi único hobby es el cine, supongo que como cualquier director. Así que también vamos al cine, vemos películas. Ahora mismo estaba terminando de ver la película «La Zarina» de Ernst Lubitsch. Pero además aprovechamos estos días para visitar otras zonas de la Isla.
-¿Cuál es el último libro que ha leído?
-«Los rojos de ultramar» del mexicano Jordi Soler. Cuenta muy bien una tragedia, que no conocía, lo que llegaron a hacer los franceses con los refugiados españoles y que es imperdonable.