Érase una vez 210 niños que pasaron unas vacaciones de ensueño en dos maravillosos lugares, tan blancos como fríos, llamados La Molina y Port Ainé. En estas estaciones, sin hadas madrinas pero con monitores y temperaturas bajo cero, pudieron aprender a esquiar, a hacer 'snow' y a relacionarse con otros niños. Sin padres, sin clases, pero con mucha diversión. Esta historia, que bien podría ser un cuento, está sucediendo estos días en dos estaciones de esquí del pirineo catalán gracias a una iniciativa del IME (Institut Municipal d'Esports) a traves del Servei de Vacances que gestiona el Ajuntament de Palma. Los protagonistas son mallorquines y tienen entre 12 y 17 años. Precisamente el pasado martes, Rafael Durán, teniente alcalde de deportes y juventud de Cort, viajó con una representación del IME y de Sport 85 (la empresa adjudicatoria del programa de vacaciones) a la estación de La Molina, para supervisar cómo estaban siendo las vacaciones en la nieve de estos jóvenes que partieron de la Isla el día 1 de enero y que volverán a Palma el sábado.
De esta manera, la comitiva desplazada desde Palma pudo
comprobar in situ cómo un primer grupo (con niños de entre 12 y 14
años) y otro segundo (con jóvenes de entre 15 a 17 años) se
dedicaban a aprender a esquiar mientras que un tercer grupo
(también de 15 a 17 años) optaba por el denominado 'snow', donde se
cambian los esquís por una tabla deslizante. Junto a ellos, 18
monitores y 3 responsables para un total de 120 niños. En Port Ainé
son 12 los monitores que se están ocupando de 90 otros niños. Los
chicos de La Molina están divididos en dos albergues, mientras que
los de Port Ainé, sólo en uno.
El día empieza bien temprano y está cargado de actividades. A las
diez de la mañana deben estar completamente preparados para entrar
en las pistas. Como explicaba el martes una de los monitores «es
muy importante que tengan actividades todo el tiempo, sobre todo
por la tarde. Cada mañana tienen programados cursos de esquí o de
'snow', pero por la tarde hay mucho tiempo libre y les organizamos
actividades para que no se aburran».
Zaira Sánchez, de 16 años, abrigada hasta la saciedad, luchaba contra el frío deslizándose por la nieve. A las 12.00 horas llegó, como un reloj, al final de las pistas de La Molina. Ella es una de las jóvenes que se ha adherido a este Servei de Vacances. No es la primera vez que va a la nieve pero sí la primera que viene a La Molina. En esta ocasión ha elegido clases de 'snow'. «Es un poco difícil porque sólo llevo enganchado un pie a la tabla». Con la experiencia está contenta. «Me lo estoy pasando muy bien, conoces a mucha gente en un viaje así», sentenció. Rafael Durán -al que le cayó alguna que otra bola de nieve de procedencia desconocida- apuntó que «el objetivo es darles a los niños la oportunidad de realizar un deporte que en Mallorca no se puede practicar».
Javier J. Díaz