El doctor Barraquer ya está de nuevo en Formentor. Es su primer día de vacaciones y lo luce sonriente, vestido de azul de los pies hasta la cabeza, y muy fresco -camisa abierta, chanclas y gorra-. Nada más llegar a la playa otea rápidamente este lugar que le resulta tan familiar en busca de conocidos, de caras nuevas, del Formentor intemporal y de las pequeñas novedades. E inmediatamente comienzan los saludos a cada paso, a empleados, amigos y compañeros de veraneo. «Formentor es paz, tranquilidad y amor» afirma el que fue galardonado como Mejor Oftalmólogo del Milenio. Quizás por esa convicción lleva desde el año 1972 disfrutando de unos días de descanso en este lugar que le suena a Vivaldi. Enamorado de su remanso de paz mallorquín tanto como de la música, entusiasta de su profesión y adicto al trabajo, nunca escatima una rápida revisión ocular -siempre lleva encima la linternita-. Disfruta haciendo balance de los avances de la oftalmología en los últimos meses: «Se ha avanzado mucho con las cataratas, con las miopías de hasta 30 dioptrías... Cada vez las recuperaciones son más rápidas y el progreso técnico ha sido muy alentador en aspectos como el de evitar el rechazo en los trasplantes de córnea».
Le encantaría poder curar ciertos tipos de ceguera en menos de cinco años, y cree que puede ser posible si la tecnología avanza al ritmo actual. «Se está estudiando curar la ceguera mediante unos chips electrónicos instalados en el cráneo y conectados con el cerebro, con una microcámara de televisión y con un pequeño ordenador. Ya se ha utilizado con éxito una tecnología similar para casos de sordera total».
Por sus manos han pasado miles de ojos pero los que más le impresionaron fueron los de su mujer cuando se la presentaron en 1952. «Su mirada me hizo enamorarme». Al año siguiente se casaron. Eso no quita que recuerde miradas bonitas como las de las presentadoras Julia Otero o Mari Pau Huguet. «La mirada es el reflejo del alma, y en los ojos se puede ver si una persona es franca, si es creída, si esconde algo...», explica. Entiende y acepta la cirugía estética aplicada a los ojos pero siempre que no haya riesgos oculares. Eso sí, tiene muy claro que las lentillas de colores no están hechas para él porque «hay algunas que parecen ojos de cristal». Antes de coger sitio en las hamacas, el doctor Barraquer nos da un consejo para el verano: «Precaución con tomar el sol de forma indiscriminada y mucho cuidado con el agua de las piscinas, que pueden tener infecciones».
Tolo Llabrés