A BUEN RITMO. La imagen de calles destripadas por las zanjas, con máquinas y obreros trabajando, se está convirtiendo en un símbolo de la ciudad, tanto como lo pueda ser en Figuera, que marca las horas en lo alto de la fachada municipal de Cort. Además de las calles, ahora tenemos obras en el Parc de la Mar, por aquello del enlace de los aparcamientos subterráneos del parque y Antoni Maura. Desde lo alto de la muralla se puede seguir la evolución de las obras, que al ser públicas «avanzan a buen ritmo», que es como solemos titular los periodistas las informaciones sobre las obras de las carreteras, sin especificar si ese ritmo es con acompañamiento musical, samba, rock, vals. Así que es de suponer que las obras en el Parc de la Mar las obras también marchan a buen ritmo, por lo menos a toda máquina, como se demuestra en la foto.
LOS CABLES AÉREOS. Otra vez, en el Ajuntament de Palma han anunciado que quieren soterrar todos los cables que ahora están sujetos en las fachadas o incómodos postes. Es un buen anuncio, puesto que lo de los cables y tubos en las fachadas, muchas recién restauradas y otras consideradas un bien patrimonial de la ciudad. Lo que ocurre es que se trata de una vieja historia, un anuncio que se repite una y otra vez y que no alcanza la fortuna deseada, es decir, el éxito. Por eso, acogiendo como buena la intención, hace falta ponerse manos a la obra y disponer el presupuesto necesario, que no necesariamente debe ser a cargo de los contribuyentes, sino también de las empresas (Gesa, telefónica, etc.)
CLÍNICA LITERARIA. Imaginación al poder. En la calle Es Pes de la Palla existe un local sorprendente: nada menos que una «Clínica literaria». Ignoro qué se puede curar en semejante centro asistencial: ¿empacho de tópicos? ¿pedigüeñitis subvencionaria?. En realidad, no parece que cuenten con gran presupuesto, ya que el rótulo que anuncia la actividad en el local es el mismo que antes anunciaba la existencia de una clínica veterinaria, y lo único que han hecho ha sido colocar, en rojo, unas letras sobre otras de modo que el anuncio quede tal como se pretende. Y tampoco podría decir si funciona como negocio, pero por lo menos se nota que los promotores tienen imaginación, que es algo que abunda poco actualmente, y eso por lo menos hay es de celebrarlo.
CALLE INDUSTRIA. Los antiguos residentes de la calle Industria recuerdan lo que fue esta vía y empiezan a añorar aquellas casas de planta baja, el bar Ses Columnes, la fábrica de Can Llofriu. Ahora saben que van a desaparecer las últimas casas de una o dos plantas, con sus verdes persianas mallorquinas y que en su lugar se levantará otra mole de pisos. Lo lamentan, pero saben que contra el llamado progreso, que destruye los recuerdos, no hay nada que hacer.
LIMPIEZA. En la calle Jaume III todas las mañanas, a primera hora, se puede observar una verdadera operación de limpieza. Delante de los comercios no sólo se barre sino que se friega. A los pocos minutos ya está sucio otra vez.
Pep Roig