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Sí bailaré en clase

El trabajo de la danza es duro: poco tiene de ocio y mucho de vocación, y las partidas de subvención a esta rama del arte son las más reducidas

Doblado el cabo de la adolescencia, Cristina Juaneda, Manuela Marcé y Maria Antònia Fuster descubrieron que el lenguaje más antiguo que conoce el hombre les permitía comunicar sentimientos. Alumnas de sexto de danza del Conservatorio Profesional de Música y Danza de Palma, poseen un excelente currículum. En su formación complementaria a la académica han realizado cursos de danza clásica impartidos por Arcadio Carbonell o por Mar López, bailarina del Ballet Nacional de Danza; clases magistrales impartidas por Carmen Roche o por Cristina Moreno, ex bailarina del ballet de Víctor Ullate; y de danza y coreografía por Ion Garnica. Cien horas dedicaron al XI Curso Internacional de Danza Alicia Alonso con profesores de renombre con media beca ofrecida por el Conservatorio de Palma y cien horas más de trabajo exhaustivo en el XII curso.

Cristina Juaneda fue requerida para actuar con el ballet Ciutat Dansa, cuya directora es Mar López, para formar parte del elenco en el espectáculo «Partita» y en «Es Pou de Sa Lluna». También ha actuado como bailarina en el espectáculo «Sade o la Imposibilidad» en el Casal Solleric y en el Teatro de Alcudia, e interpretando «Peter Gyn» o «La Danza del Fuego» en el Teatro Xesc Forteza así como en la gala de inauguración de la especialidad de Danza Española con la colaboración de Cristina Hoyos en junio de este año.

Acudimos al Conservatorio, las «secuestramos» de la clase de danza clásica que impartía Paz Bover y les pedimos que ejercitaran en la barra port de bras, grands battements, ronds de jambes, etc. En el centro, arabesques premier o penchée, attitude en puntas, fouettées y saltos como los jetés en l'aire en attitude como en La sílfide, pas de chat o grands ecàrts. Las chicas demostraron una excelsa preparación, dominio de depurada técnica y férreo control del cuerpo, pero algo más flotaba en el aire y era esa disciplina que hace de la danza un duro trabajo, casi masoquista, que poco tiene de ocio y mucho de devoción y vocación. La danza es un carrusel fascinante que les zarandea como el príncipe a la durmiente. Tres estilos diferentes para tres chicas cuyo sueño es danzar ante ese cañón de luz que se proyecta sobre la chácena de un escenario.

Eugenia Planas

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