Una sensación agridulce se apoderó ayer de los partidos que gobernaron la pasadada legislatura, principalmente el PSM, a la hora de valorar el anuncio de que Palma tendrá metro y que, en una primera fase, llegará a la Universitat.
Ningún partido se opuso, ni siquiera Esquerra Unida (EU) que fue el más crítico con la propuesta de Jaume Matas. Según el coordinador general de EU en las Islas, Miquel Rosselló, «el metro es el tren de siempre, tantas veces anunciado y que nunca se llega a concretar».
Según Rosselló, el anuncio de Matas hay que valorarlo en clave interna del PP. «Es un empujoncito a Cirer por su mediocre política». Y, además, aventuró que «como es subterráneo habrá que hacer más obras y, por tanto, habrá más comisiones».
El PSM fue, sin embargo, el partido que más cosas tenía que decir. Pere Sampol y Pere Muñoz (portavoz parlamentario y portavoz municipal respectivamente) convocaron a los medios de comunicación en plena Plaça de Cort, ante el Ajuntament, e instalaron uno de los paneles que utilizaron en la última campaña electoral para las autonómicas. Era un panel con lo que debían ser las dos primeras líneas de un metro que iría de la Plaça d'Espanya a la UIB pero que además llegaba a Santa Ponça y al aeropuerto.
«Nos han calcado el proyecto», dijo Pere Sampol, que recordó cómo «en el PP se reían de nosotros». Según Sampol, «tengo la sensación de ir 30 años por delante y de que el PSM es la vanguardia de la sociedad». Y lanzó un llamamiento a su electorado: «Ya que todos los partidos terminan haciendo lo que nosotros proponemos, ¿no saldría más rentable votar directamente al PSM?».