La Germandat de Mestres Jubilats de les Illes Balears celebró ayer su tradicional comida anual coincidiendo con la festividad de Sant Josep de Calasanz, patrón de los maestros. Un encuentro al que asistió un centenar de antiguos profesores, algunos de ellos nonagenarios, que aprovecharon la ocasión para intercambiar recuerdos e impresiones sobre el mundo de la enseñanza. El acto, que contó con la asistencia del conseller de Educació i Cultura, Francesc Fiol, fue presentado por Catalina Feliu, presidenta de la hermandad, que a lo largo del año organiza asambleas generales, tertulias literarias, reuniones, paseos, excursiones, viajes culturales y talleres y tambien edita una revista. Tomeu Vidal, que durante más de veinte años ejerció la docencia en el colegio Felipe Bauzá, y José Ubric, durante un cuarto de siglo profesor en el colegio Mariano Aguiló, de los cuales veinte los ejerció en su dirección, comentaron a Ultima Horasus impresiones sobre la evolución que ha experimentado la enseñanza durante el último cuarto de siglo. «Antaño era un sistema educativo muy diferente, se valoraba sobre todo en el alumno el esfuerzo y la memoria, lo que en término coloquial se denominaba empollar. En la actualidad se tienen más en cuenta ciertas aptitudes que constituyen las herramientas a la hora de desarrollar un tema con la ayuda del ordenador, presente en el alumnado desde la infancia», indican.
También la proporción entre el número de alumnos y de maestros ha cambiado de forma radical. Así, si en los años 70 se contaban 40 alumnos por aula, ahora el número no rebasa los 25, lo que facilita la comunicación y el control de la clase con un trato más humano y familiar, que ha suplido el distanciamiento y la severidad de antes. Asimismo, en un colegio de cerca de 700 alumnos se contaban menos de 20 profesores, mientras que ahora en un centro de menos de 500 estudiantes hay más de 30 maestros, lo que revierte en una mejor calidad de enseñanza y anula el problema de las suplencias. «Antes teníamos que luchar por conseguir una pequeña biblioteca y ahora cualquier colegio por pequeño que sea dispone de al menos 500 libros», coinciden en señalar ambos maestros. Un fenómeno reciente que constituye todo un reto en los últimos tiempos a la hora de lograr un nivel de enseñanza integrador es el relativo a los alumnos inmigrantes con diferentes bases culturales e idiomas natales, que llegan a sumar 22 nacionalidades para un solo centro educativo.
Asimismo, y en beneficio del alumno, ahora los centros son autónomos en su funcionamiento, facilitan el servicio de comedor, calefacción y demás comodidades y realizan dos o tres salidas al año, como en la Feria del Libro, que antes no se convocaban debido a la masificación en las aulas y a la carencia de suficientes profesores. Así, se recuerda que apenas hace veinte años un profesor (denominación entonces en uso en sustitución de la más tradicional y recuperada de maestro), atendía diversos cursos en su asignatura y la criba cualitativa se establecía en la llamada Educacion General Básica. Ahora, en cambio, al ampliarse y diversificarse el espectro cultural, los problemas vinculados al fracaso escolar o al bajo nivel han pasado de la escuela al instituto y a la llamada Enseñanza Secundaria previa al Bachillerato, que ocupa el lugar del antiguo Bachillerato Unificado Polivalente, con un ajuste cronológico en sus duraciones respectivas. Cambios todos ellos que reflejan la notable evolución social que ha experimentado la enseñanza en unos años tras largas décadas sin apenas cambios significativos en la educación docente.
Gabriel Alomar