El II Congreso Internacional de la Familia se clausuró ayer con unas conclusiones oficiales que evitan en todo momento cuestiones polémicas, como la del matrimonio entre homosexuales y las adopciones. Además, abren la puerta a cualquier forma de unión siempre que se garantice la «estabilidad».
La ex consellera Pilar Ferrer, catedrática de la UIB que formó parte del comité científico que organizó el evento, fue la encargada de leer las conclusiones.
La primera deja clara que «la estabilidad en la familia, sea cuál sea su tipología, aporta al individuo confianza y disminuye las posibilidades de futuros conflictos con los hijos».
El congreso mandata claramente a «los padres» a ser modelos para sus hijos y tener como objetivo «crear hogares que sean centros de estabilidad y felicidad».
La lectura de las conclusiones -tras dos días de polémicas declaraciones- estuvo precedida de una conferencia del filósofo José Antonio Marina, afamado autor que ha construido toda una teoría sobre la inteligencia y el lenguaje y que expuso al auditorio una tesis no recogida en las conclusiones: que nuevas formas de convivencia aparentemente disgregadoras como «vivir juntos, pero separados; es decir cada uno en su casa» fortalecen a la pareja y, por ende, a la familia.
Marina ilustró al público sobre el reto que supone crear una relación afectiva que se basa en «tomar decisiones sin un manual de instrucciones».
Las conclusiones oficiales señalan la importancia de la inmigración (la necesidad de reagrupar a las familias); piden la colaboración de las empresas para que faciliten la compatibilidad de la vida laboral y familiar; recuerdan a los poderes públicos su obligación de ocuparse de los refugiados; destacan la importancia de la mediación familiar en casos de ruptura ya que «la familia continúa más allá de ruptura matrimonial» y dan importancia clave a la autoestima.
No se habían apagado las luces de la sala que ha acogido los debates sobre el congreso de la familia y la Mesa del Parlament ya había admitido ayer a trámite varias preguntas de PSM y EU sobre la celebración del cónclave y los criterios seguidos para elegir a los participantes. Además, ayer, el PSIB mostró su posición sobre el congreso a través de la diputada Aina Rado, para quien este acontecimiento organizado por el Govern «se enmarca en la campaña contra las políticas progresistas del Gobierno de Zapatero».