El servicio de Neumología del hospital Son Dureta participa, junto con 36 centros hospitalarios de América y Europa, en un estudio que pretende mejorar la función respiratoria y los síntomas de los pacientes con enfisema pulmonar grave gracias a un tratamiento poco invasivo que reduce la masa pulmonar dañada.
El jefe de servicio de Neumología, Alvar Agustí, y el médico adjunto de este área Jaume Sauleda, explicaron ayer el curso de esta investigación.
El enfisema pulmonar grave, enfermedad crónica producida sobre todo por el humo del tabaco, consiste en la destrucción progresiva del pulmón, lo que produce el aumento de la zona pulmonar dañada y la consecuente dificultad para respirar y sensación de ahogo.
Es una patología de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que afecta en torno al 9 por ciento de la población española de entre 40 y 70 años, aunque el enfisema aparece en un doce por ciento de estos pacientes, agregó.
No tiene curación, por lo que todos los tratamientos tienen por objetivo paliar las sintomatología de la enfermedad.
Treinta y siete centros hospitalarios de América y Europa, dijo, participan en el estudio que desarrolla también Son Dureta con este fin y que se basa en la implantación de válvulas bronquiales de silicona en los bronquios de las zonas pulmonares más dañadas. Esta técnica se basa en un tratamiento diseñado en la última década que eliminaba las zonas del pulmón dañadas por la enfermedad mediante una operación quirúrgica para facilitar la respiración, un sistema que conllevaba mucho efectos adversos por ser muy invasivo.
El estudio que desarrolla el centro, añadió Agustí, no requiere intervención quirúrgica ya que las válvulas, que también consiguen reducir la masa pulmonar dañada, se colocan con un broncoscopio, por lo que elimina los efectos secundarios de una operación.
Según explicó Sauleda, las válvulas son de una dirección (dejan expulsar el aire pero no que entre) de manera que el pulmón «se deshincha».