La procesión de La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, que abrió ayer los desfiles de Semana Santa en Palma, se caracterizó por una multitudinaria presencia cofrade y de numeroso público que la presenció durante el recorrido.
Se inició puntualmente en Sant Jaume, siguiendo por Jaume III, Bonaire, Via Roma, la Rambla, Plaça Weyler y Mercat, finalizando en el monasterio de Capuchinas.
La Sección Montada de la Policía Local y Tamborers de la sala la encabezaron seguidos por más de 30 cofradías. Como es costumbre, en primer lugar lo hicieron las de es Coll d'en Rabassa y s'Arenal, seguidas de todas las cofradías de penitentes de Palma, a excepción de la de Sant Miquel.
Los participantes portaron ramos de olivo y otros largas palmas blancas lisas. Algunos de los elementos, como son cruces de guía, estandartes o palmas, lucieron lazo negro en señal de luto por algún cofrade. De nuevo se apreció un desbarajuste en la uniformidad del calzado de algunas cofradías, así como hábitos que se habían «encogido» dejando entrever pantalón vaquero, en muchos casos, afeando la estética. La primera parte de la procesión gozó de buena ambientación musical, como fue el caso de las cofradías Virgen del Carmen, La Esperanza, Santa Mónica, Gran Poder y Buen Perdón, entre otras, con novedades musicales que se apartaron de la repetitiva «Saeta» de Serrat. Luego mermó la presencia musical, apreciándose sólo tambores, hasta la aparición de la banda de música de Santa Catalina, con la cofradía Santo Tomás de Aquino y la peculiar y bien acompasada de tambores de La Agonía.
Entre las agrupaciones, destacaron por su numerosa participación las de La Esperanza, Santa Mónica y Buen Perdón, estas dos últimas con sus pasos. La Salle fue un modelo de orden y uniformidad, aportando el grueso de sus cofrades, al igual que la de La Agonía, palmas con detalles labrados. Los cofrades del El Silencio estuvieron acompañados cada uno por un monaguillo, que se esmeraron en recoger cera. La cofradía Cruz de Calatrava desfiló con su paso «Nuestra Señora de Gracia», adornado con motivos florales de exquisito gusto.