Mientras no se demuestre lo contrario, gente de Balears herida, en los hospitales y clínicas, no hay, al menos de momento, según pudimos comprobar mirando las listas expuestas en el Hospital Carlos I. Por otra parte, mallorquines que viven en Madrid tampoco tienen noticias de que otros isleños hayan tenido algún percance. Carlos Llabrés estudia en Villaviciosa de Odón, «junto con otros cuatro mallorquines, Sebastián, Carlos, Miguel Moyà e Iván Miranda. Nos enteramos de la explosión en clase. Nos pusieron la tele y estuvimos siguiendo los acontecimientos a lo largo de toda la mañana».
Lauren Poyatos, que es de Alcúdia, y que se encontraba en el momento de la explosión en IFEMA, tocando con su grupo, nos dijo que estaba bien «y también lo están otros amigos míos, de Mallorca todos», y que los incidentes de la jornada los había seguido a través de la radio y la televisión. En el Colegio Mayor Tagase, de Madrid, encontramos a otras tres mallorquinas, María Martínez Comas, María Antonia Ribot Mestre y Mar Casellas, las tres de Palma, estudiante de Arquitectura, Derecho y ADE y Osteopatía, respectivamente. Maria se enteró en clase que una compañera suya había viajado en el vagón posterior al que estalló la bomba. Contó que «fue espantoso, sobre todo cuando vio el techo del tren completamente destrozado. Abandonó aquel lugar como pudo».
Por su parte, María Antonia estudia en el Antonio de Lebrija, «hasta donde me desplazo en metro y autobús. Fue precisamente en el autobús donde nos enteramos. Luego se produjo un gran atasco en la carretera y nos tiramos más de media hora parados. Cuando regresé de clase lo hice también en autobús, pues se decía que el metro estaba parado». Mar tuvo noticias del atentando «durante el desayuno, donde lo comenté con una compañera, y luego a través de la radio. Como para ir a clase voy en metro y no funcionaba, me he quedado aquí durante todo el día». En Tagaste viven otras dos chicas de Balears, Cristina Salas, de Palma, y María Insunzu, de Eivissa, pero no estaban.